resia, Isla de los Palacios

La Basilea Kurai Diogenes II
Capital: Pálakos (116.000)
Población: 490.000
Etnos: 90 % tresios, 10 % demás.
Recursos: Gemas, azufre, vino, tierras raras.
Idioma principal: Ilko, Común (infrecuente).

La isla de Tresia fue poblada en tiempos antiguos por una de las tribus ilkas que cruzaban el Mar de Sargos. Se cuenta que fueron los primeros hombres en usar el alfabeto ilko, inventado por los mercaderes y cuyos números, con el tiempos, fueron adoptados por el alfabeto vilonio. Tras una antigüedad de viajes y comercio incesante, Tresia fue conquistada por el Imperio de Vilonia. Fue bajo el yugo imperial (que jamás aceptó de buen grado) cuando se forjó el carácter paciente y minucioso de estas gentes, que supieron esperar con calma la disgregación del Imperio y consiguieron su libertad tras una revolución religiosa, en el siglo II DS, que convirtió la isla en una teocracia dedicada al Dios del Mar y del Comercio, Atros (aunque monoteísta y legal, posiblemente una personificación de Fharlanghn). Desde aquel entonces la Isla de los Palacios está gobernada por el Basileus, máximo representante de Atros en el Orbe.

La Isla de Tresia se encuentra en pleno centro del Mar de Sargos y es la mayor de un archipiélago de una docena de islas (la segunda en importancia es llamada Tresia Menor, al sudeste). La isla es un territorio montañoso y volcánico (los tres volcanes mayores son conocidos como el Teseo, el Ován y el Homoi). Sin embargo no existe actividad en los cráteres desde hace casi tres siglos. Aunque los olivares y pinares cubren la isla de manera natural, los tresios llevan siglos plantando vides y mijo, especies que crecen bien en el fértil clima isleño. Las grutas y cuevas son comunes en la isla, las costas son suaves y dan lugar a largas y arenosas playas. Los vientos son cálidos del sur en verano y algo más fríos del norte en invierno.

Aunque los tresios son de raza ilka, aunque suelen ser de estatura algo más baja, morenos de tez y de cabellos oscuros. Ojos normalmente negros, rasgos delgados y nariz prominente. Su actividad como mercaderes, banqueros, cambistas y prestamistas les ha hecho poseedores de una curiosa fama de avaros y ruines, en vez de una más justa como sabios administradores o prudentes inversores. Aunque rara vez se puede ver a un tresio que despilfarre su oro o lo use imprudentemente, las mejores historias de posada acerca de tacañería, estupideces monetarias y gente rácana están protagonizadas por los más ilustres de estos isleños, que en otras ocasiones son acreedores del odio popular.

Tresia es el llamado País de los Palacios. Sus habitantes están organizados en Talits (en Común, "Familias") que van perviviendo generación tras generación. La cabeza de familia siempre es una mujer, llamada "Bethel" (que en Común significa "la que juzga") y es la que suele tomar las decisiones más importantes. Cada talit tiene un representante (hombre o mujer, no importa) en el Kavanah (el nombre Ilko para "Senado"), que decide sobre los caminos que ha de tomar la política de la Isla. Del Kavanah, el más importante (por su riqueza) es nombrado Basileus. El Basileus es el/la encargado/a de gastar el dinero público, nombrar embajadores, llevar los asuntos militares y dirigir la guerra -algo extremadamente raro-. El status en la isla viene determinado de manera directa por la riqueza, la cual se mide dependiendo de la contribución anual de cada talit (en oro, llamado gelt) a las Arcas Sagradas. Dicho oro se usa siempre (y de forma sagrada) para fines públicos.

Por otra parte cada Bethel lleva la administración de una parte de la isla, que pertenece a su talit. Es responsable de mandar su contribución en gelt (que no es un diezmo sino voluntaria, aunque determina el status) al Templo del Oro, donde se guardan las Arcas Sagradas, en la acrópolis de Pálakos, el lugar de reunión del Senado y principal puerto de la isla, o mejor dicho de todos los Mares Tranquilos. La ciudad de Pálakos es un ejemplo de puerto comercial a gran escala, posee tres barrios o zocos permanentes, almacenes, tiendas, astilleros de construcción y reparación de barcos, posadas, mesones, herrerías, alquimistas, bancos, cambistas, prostíbulos, traductores y casi cualquier cosa imaginable. Además, una gran fortaleza corona la entrada del puerto, protegida con cadenas y catapultas.

Aparte de lo que pueden parecer pequeños dominios, los tresios poseen inmunerables tesoros, que esconden y guardan con celo. Hay varios motivos que salvan a los tresios de ser saqueados, el principal son los mercenarios que les sirven, siempre bien pagados. Estos mercenarios suelen ser principalmente vúlparos o guerreros de pueblos del interior, probablemente porque son gentes muy poco hábiles en el mar y que difícilmente pueden preferir convertirse en piratas. También podemos encontrar kernios, alinos, algún svardo o zorano y a veces hasta arcanos. Jamás zarkos, puesto que han intentado invadir la isla varias veces y nadie se fía de ellos. Además, la Orden de Magia tiene en la Isla dos Torres de Magia, lo que suele suponer un factor de miedo entre los enemigos de la isla. Una de las Torres de Magia permanece cerrada y se dice que es para pruebas a aprendices. La otra está ocupada por la Maestra Simbul, una célebre maga evocadora. En cualquier caso, la magia es muy infrecuente y temida en Tresia, pero no está perseguida de ninguna manera.

Además de los mercenarios la isla también posee unas tropas religiosas de fanáticos leales, escasas en número, los eunucos llamados Zurdos. Estos guerreros, famosos por manejar las armas con la mano izquierda para no manchar de sangre el dinero de Atros, suelen formar la guardia personal del basileus, la guardia de los tesoros de los templos y de la propia fortaleza-palacio de Pálakos.

La flota tresia es muy grande, tanto en número como en calidad de sus barcos y marinos. Sin embargo la inmensa mayoría de ella está dedicada al transporte y al comercio, no a la guerra.
 


(Casa de la Justicia en Pálakos)