amesh, Tierra Prometida

Su señoría, el atabeg Hassan al-Sahra, emir del Qamesh
Capital: Qatara (25.000+)
Población: 100.000+
Etnos: 90 % alinos, 10 % otros
Riquezas: Aceite, frutas, pergamino, jarabe.
Idioma principal: Alino



Ha pasado cerca de un siglo y medio desde que las tierras del Qamesh fueron ocupadas por alinos fieles al Destino, en el año 955 DS. Se trataba de seguidores del emir Sahra, un jovenzuelo hijo del señor de la ciudad de Kushmet, en Al-Koran, que había permanecido fiel durante siglos al Califato de Libah, antes de que éste cayese en manos de los zarkos. Sahra, expulsado de la ciudad de Kushmet por su hermano Albyse, reunió a muchos creyentes en la costa y huyó al norte con una pequeña flota, según dice la leyenda, siguiendo a un cuervo blanco.

Sea esto verdad o mentira, lo cierto es que si llegaron a la costa sureña del continente de Draak, en el Mar de Sargos. Las tierras del Qamesh, como las llamaron, eran una franja de valles peligrosos y sinuosos, en parte desiertos o con pequeños poblamientos ikos herederos de las antiguas poblaciones del Imperio Vilonio que tenía allí una provincia llamada Lyria, famosa por sus cerámicas. Sin embargo la decadencia y los grandes peligros habían despoblado aquella costa, despreciada tanto por las gentes de Kernia como por la escasa población de Gondomar. En ellas los alinos fundaron la ciudad de Qatara e iniciaron una lenta labor de colonización de estas tierras, acostumbrándose con rapidez al clima húmedo y mucho más frío que Al-Koran, pero lejos de las guerras endémicas que azotan eternamente el norte de Ankay.


Qamesh comercia con Myrl, Gondomar, Kernia y Tresia. Son muy escasas las riquezas que los alinos trajeron de sus tierras por lo que no representa un objetivo especialmente deseado por piratas o los señores de la guerra kernios del norte. Los militares alinos que se asentaron en los territorios pronto levantaron modestas fortalezas que defienden las entradas de sus valles y los enclaves estratégicos de la comarca. Eso si, se ha establecido una ruta –llamada de la Seda- entre el norte del Qamesh y Qatara, que nutre a los comerciantes tresios de seda proveniente de Myrl, de modo que la mayor parte de las telas y cuerdas de seda que posteriormente circulan por los Mares Tranquilos –vendidas por los tresios salvo en el Imperio de Akenar, que la obtiene de Yvonesse- tienen su origen en Qatara.

Alrededor del año 978 DS se produjo la IV Cruzada del Imperio de Akenar contra las tierras de al-Korán, que fueron conquistadas de manera rápida e implacable. Eso produjo, en el año 980 DS y los años siguientes, un nutrido flujo de refugiados alinos llegados de las costas orientales del Mar de Sargos que fue bien recibido en Qamesh. Y no sería la última vez que esta tierra recibe colonos y exiliados, pues en el año 1021 DS la situación se repetiría, pero con ocasión de la invasión de zarcos que expulsa a los arcanos e impone su ley de cimitarras.

Los valles del Qamesh son peligrosos por las noches, sólo la costa había conocido poblamientos anteriores, algún emplazamiento del Imperio Vilonio y antiguas sendas enanas de tiempos de los Dos Reinos. Las villas nuevas están bien construídas y fortificadas, siempre coronadas por modestas mezquitas de adobe o ladrillo, una de las principales creaciones alinas. Los caminos aún escasean, así como las posadas o refugios de caza. Los nobles locales –casi siempre emires- suelen ofrecer buenas recompensas a los grupos de mercenarios dispuestos a limpiar el interior de alimañas y bestias peligrosas para los campesinos, tanto agricultores como ganaderos, que intentan asentarse pacíficamente. En estas tierras la producción de grano es muy buena, así como la de aceite y vino. Se producen ladrillos de gran calidad así como pergaminos y jarabes, un invento alino que se vende con facilidad a los mercaderes tresios. Los elfos de Myrl, generalmente ajenos a los asuntos mundanos, tienen un embajador permanente en Qatara.

Qamesh cuenta con pocas tropas, aunque de bastante calidad debido a los grandes peligros naturales a los que se enfrentan día a día en la región. Son comunes los jinetes así como los soldados con arcos cortos. Debido a los contactos con los kernios se ha empezado a generalizar el uso de la cota de mallas y el casco puntiagudo, lo que ha obligado a algunos armeros a reforzar las cimitarras alinas comúnmente usadas por las tropas. También empiezan a verse ballestas y arcos largos, sobre todo debido a los contactos con los comerciantes de Gondomar y los propios refugiados alinos llegados de Al-Koran tras el dominio de Akenar. El mal recuerdo de los asesinos está muy presente en el Qamesh y, al contrario que en Ala’i, nunca actúan en estas tierras.