yrl,
Reino Faérico de
Sus altezas, el Rey Aeryn Myrl y la Reina Yania Myrl
Capital: Torre de los Vientos (¿)
Población: ?
Etnos: 100 % elfos
Riquezas: Seda, pieles, maderas nobles, artesanías, tela, madera cantada, miel
de hadas, hidromiel, queso, pieles, marfil.
cuerdas
Idioma: Élfico Quenya
El enigmático Reino de Myrl ocupa la que quizás sea la mayor masa boscosa del
Orbe. Linda al norte con las frías tierras boreales de Domesvardia, al oeste con
la Gran Cordillera -con su gigantesca e inexpugnable muralla montañosa, que
separa el continente de Draak del de Kroden-, al sur con las áridas estepas de
Kernia y los valles costeros de Qamesh, y al este con las Ciénagas de Swan y las
Llanuras de los Caballos, la parte meridional de Domesvardia. Se trata de un
gigantesco mitago, es decir, un lugar mágico más extenso en su interior
de lo que aparenta por su exterior, donde las distancias son diferentes de las
normales y en ocasiones caminar recto es más largo que dar un rodeo. Un pájaro
desde el cielo podría ver un lago que, en realidad, es un vasto mar interior –al
que los elfos llaman Mar de los Vientos-. Cruzar el Reino Faérico, incluso
conociendo los caminos, atajos y recovecos, puede llevar al menos un año. Dentro
del mitago, como hemos dicho, hay varios mares, el Mar de los Vientos y el Mar
de Lwe, ambos de agua dulce, quizás también por influencias del mitago.
Apenas hay montañas en todo Myrl, salvo el gigantesco monte Taurandur sobre el
que está construida la Ciudad Nube, en Erebor. El río más importante de todo
Myrl es el Evel, en el norte, que en algunos lugares genera profundos cañones y
valles angostos, y se considera sagrado en el tramo cercano al Arciano Roto.
Luego hay cientos de otros ríos pero ninguno como el Evel que, debido al
mitago, a veces tiene varias millas de anchura. El clima en todo el bosque
es bastante más suave de lo que corresponde a su latitud, aunque en la parte
septentrional los inviernos siguen siendo duros y largos.
El Reino Faérico está poblado casi en su totalidad por elfos,
en concreto el tipo llamado Altos Elfos o Elfos del Este. En las cercanías de
Nocturnal y en las profundidades de las montañas cercanas hay una pequeña
población de drow o Elfos Oscuros, enfrentados mortalmente al resto de
pobladores del Reino. Al norte, en los Bosques de la Sombra, habitan grandes
cantidades de trasgos. Es raro, pero no imposible, ver algún mercader humano,
por motivos explicados posteriormente. En cualquier caso las tierras de los
elfos no hay apenas viajeros de otros lares pues la mayor parte de los reinos de
los hombres tienen este lugar -y no están muy alejados de la realidad- como unas
tierras de hadas engañosas y llenas de peligros en las que simplemente no hay
que aventurarse. Eso si, es posible ver algún ent, y no sólo en el Bosque de los
Ents. Ya sea por el mitago o por motivos culturales, los elfos siempre
han sido pocos. Incluso las ciudades más pobladas parecen lugares vacíos
comparadas con cualquier emplazamiento humano. Entre los Altos Elfos es
completamente indiferente el género y les cuesta especialmente entender los
lugares con costumbres diferentes a este respecto.
En Myrl se habla idioma que los hombres llaman elfo, aunque en realidad es el
Quenya o "lengua de los Elfos del Este", distinto del Sindar o
"lengua de los Elfos del Oeste", aunque ambos comparten el mismo sistema de
escritura llamado Tengwar. Es decir, ambos idiomas tienen palabras
completamente diferentes pero comparten la misma escritura (no te puedes
entender de forma oral pero sí de forma escrita, por eso los textos élficos
escritos de cualquier lugar son inteligibles).
Los elfos de Myrl adoran al Panteón Élfico, con
Corelion y Hadex como dioses principales. Existen dioses menores como Sylvia,
diosa de los bosques, y Feliott, dios de la música, que -según dicen algunos
sacerdotes- se pasean a veces por el mitago. También hay muchos que
adoran a Ao.
Dicen las leyendas que en el albor de los tiempos, durante la
Guerra de Sangre entre Antiguos y Gardios, los primeros elfos eran esclavos de
los Antiguos, pero se ignora por completo su verdadero origen o siquiera si hay
algo de cierto en ese mito. Cuando los Antiguos iniciaron el Ritual de Sangre,
en el que tenían pensado sacrificar al Orbe entero para evitar perder la guerra
contra los Gardios, algunos de los elfos escaparon. Unos fueron al Este y otros
al Oeste, guiados por dos hermanos llamados gemelos llamados Myrl y Myth (que
según dice la leyenda quizás eran los avatares de Corelion y Hadex,
respectivamente). Los que fueron al Este cruzaron las montañas y sacrificando
todos los objetos de poder y angreales (salvo las Espadas del Verano y del
Invierno, del Rey y la Reina, respectivamente) que habían traído de Antigua,
crearon el mitago, que era un lugar de protección mágica contra la
destrucción que se avecinaba. Los elfos de Poniente se dividieron, unos viajaron
al norte, al continente de Eria donde en su mayor parte murieron en una
sangrienta guerra contra los enanos de Nordya, y los supervivientes fundaron el
Reino de Myth, pero la mayoría viajaron al sur, a unas tierras llamadas Elwyn,
que los humanos llaman Lundia, donde encontraron un objeto de gran poder, la
Estrella de los Elfos, con el que podían haber creado otro mitago. Sin
embargo el objeto era tan poderoso que les hizo cambiar de parecer, pensando que
resistirían la destrucción final planeada por los Antiguos. Entretanto en
Antigua, el Ritual de Sangre, como se sabe, jamás llegó a su fin pues varios
gardios liderados por Amon lo interrumpieron. Así fue como los elfos de Elwyn se
salvaron y, tiempo después, acabarían por fundar el Imperio Lunar que, muchos
siglos después, desapareció sin dejar rastro ni conocerse el motivo concreto. La
Estrella de los Elfos se perdió para siempre.
Los elfos de Myrl, protegidos en el mitago, no llegaron a saber qué
sucedió en Antigua exactamente. Los Oráculos dijero que los Dioses, enojados con
los Antiguos por intentar destruir el Orbe, los condenaron a la oscuridad con la
Gran Maldición, y así es como nacieron los Vorgianos.
Esto sucedió hace cientos de siglos, y no está claro que sea todo cierto. Lo que
sí es cierto es que dentro del mitago la antigua magia del mundo se
conserva más intacta que fuera. Algunos estudiosos explican así que los elfos
tengan edades más longevas generación tras generación. También explica que
alrededor de los mitagos, por muy frondosos que sean, apenas crece
vegetación. Lo hace dentro, pero no fuera de los límites mágicos. Dentro del
mitago, además, los objetos mágicos arcanos son más potentes y los magos son
más poderosos. Por contrapartida los elfos nacidos en un mitago lo llevan en el
corazón y padecen lo que muchos llaman la Añoranza, un sentimiento que de manera
cíclica -cuando ambas lunas están llenas- les afecta al estado de ánimo en caso
de estar fuera de sus tierras y les genera una profunda tristeza. Tras años de
pesar este sentimiento se fortalece y dicen que puede llegar a matar al elfo.
Aparte de eso, los mitagos, al ser lugares mágicos, están poblados por
monstruos y criaturas extrañas, a veces muy peligrosas. Sin duda el Reino
Faérico es un lugar mucho más peligroso de lo que parece.
La historia del Reino Faérico es inmensamente larga y llena
de conflictos, pese a lo que tienden a pensar los humanos. La actual Dinastía es
la decimotercera en ocupar el Trono de Malaquita, aunque lo primero que hace un
linaje dirigente es olvidar su apellido original y adoptar el de Myrl. Ha habido
en el Reino Faérico, en lus largos siglos de existencia, grandes guerras y
desgracias, etapas de prosperidad y paz, traiciones, conquistas, invasiones,
luchas contra invasiones y monstruos, pestes, muerte, resurgimiento, arte,
música, letras y vuelta a empezar no una sino muchas veces. No suelen ser
historias, eso si, tan sangrientas como las humanas, pues los elfos tienen otro
carácter más paciente, sin duda. Hay algunas, pero no abundan. En otras
ocasiones los conflictos, incluso entre ciudades o Feudos, se resuelven con un
Duelo a muerte, en el que ambos bandos eligen a un Campeón, y así se evita la
muerte y dolor de muchos. Esto raras veces se ha visto en una guerra de hombres
u orcos, si es que ha pasado alguna vez.
El Reino Faérico en la actualidad está reinado por el Rey
Aeryn Myrl y la Reina Yania Myrl, que son hermanos sin herederos vivos, por el
momento (el Reino tiene sucesión directa por orden de nacimiento). Es derecho de
la Familia Real élfica el emparentarse entre ellos, aunque esta vieja costumbre
empezaba a caer en desuso en los últimos siglos fue revitalizada por la XIII
Dinastía. Además, en el pasado no se solía ver a los monarcas salvo en contadas
ocasiones en la Torre de los Vientos, donde se encuentra el Trono de Malaquita.
Estos solían pasar la mayor parte del tiempo en el Palacio Secreto, en el que
está prohibido entrar bajo pena capital si no se pertenece al Aura Cortesana, un
numeroso número de sirvientes, cortesanos, artistas, adivinos y sacerdotes de
Corelion, Hadex, y otros dioses élficos. Contrariamente a lo habitual, el Rey
Aeryn sí está involucrado en la vida cotidiana del Reino Faérico, incluso ha
participado en dos batallas en el norte, lo cual ha hecho pensar a muchos que se
encuentra embrujado debido a su inusitada actividad. Hace siglos, en su
juventud, su primo hermano Dionis Myrl tuvo una fuerte discusión filosófica con
él y se exilió del Reino Faérico. Dionis viajó a Akenar, donde se hizo consejero
del Rey Umberto y, tras muchos años en la ciudad y la sonada victoria sobre el
ejército vilonio en la Batalla del Río, del año 427 DS, acabó por ser coronado
Emperador de Akenar en el año 626 DS, hasta su muerte en la III Cruzada en el
año 823 DS (según se dice asesinado por el Signo, una siniestra secta de magos).
Hoy en día se le conoce como San Dionis, pues se convirtió a la fe sillenita.
Este elfo célebre es una excepción a la regla, por lo general en Myrl los elfos
no están interesados en lo que pasa fuera de sus fronteras y pocos son los que
viajan más allá del mitago.
En los siglos pasados, el verdadero dirigente del Reino Faérico solía ser el
Señor de la Guerra, un cargo que rota entre los Príncipes, cada uno de los
cuales manda sobre uno de los Siete Feudos en los que está dividido Myrl:
Sitha'ya, Solathia, Jiriki, Galna'qar, Ri'yor, Erebor y Thalismar. Actualmente
el Señor de la Guerra es Lord Cyrion Lenwë, señor de Thalismar, cuyo Amo de
Armas es el famoso héroe élfico Markael Valadiis.
Hay diferencias notables entre los elfos de cada uno de los Siete Feudos. Los de
Sitha'ya, Solathia y Jiriki a veces son llamados Crepusculares porque en esas
tierras los inviernos son muy oscuros, especialmente en el norte (su visión en
la penumbra es el doble de la habitual entre los elfos). Quizás por eso el
noreste es un territorio ocupado por decenas de clanes trasgos contra los que se
ha luchado desde hace mucho. Pese a los grandes esfuerzos de los elfos, nunca
han conseguido expulsarlos, quizás porque el clima en Domesvardia es mucho más
duro y los humanoides encuentran mucho más sencilla la vida en el mitago
a pesar de los elfos y los numerosos peligros que el frío boreal. Erebor, en el
sur, ha sufrido la presencia de los kernios y de los gigantes del Reino de
Hierro, una y otra vez. Los elfos de allí no soportan a los semiorcos ni los
gigantes pero, al contrario que muchos otros pobladores de Myrl, suelen
comerciar con los mercaderes enanos y sus caravanas en las montañas: esa es la
única fuente de mythril y algunas gemas que tanto gustan en todo el Reino
Faérico. Además el odio a los elfos oscuros de Nocturnal, kernios y gigantes ha
acercado a los elfos y enanos de esas fronteras hasta hacerlos colaborar en
ocasiones; no es habitual pero tampoco extraño. Galna'qar es la parte más fertil
del bosque, el único lugar donde se recolecta la famosa miel de hadas, un
néctar de propiedades curativas. Ri'yor es quizás la parte más poderosa del
mitago, o la más amplia, a veces se encuentran grandes llanuras de hierba y
abundan los caballos y ciervos, muchos de estos animales entran y salen del
mitago sin darse cuenta; al este, de hecho, hay unas tierras que los svardos
llaman Llanuras de los Caballos. Thalismar, cercano al reino alino de Qamesh, es
donde los elfos son un poco más abiertos al mundo exterior. Aunque es raro que
los hombres se internen en el reino de los elfos (cuando lo hacen, en búsqueda
de riquezas o gloria, nunca regresan) algunos mercaderes tresios consiguieron,
en el año 368 DS, internarse en Myrl y llegar vivos a hablar con la Señora de la
Guerra de aquel entonces, Ardya Fandren, de Jiriki. La elfa permitió establecer
lazos comerciales con Tresia y los mercaderes formaron la que llaman Ruta de la
Seda, que pasa por Qamesh y nutre de telas, madera cantada y cuerdas élficas a
los mercaderes isleños. Es posible que los tresios sean uno de los pocos pueblos
bárbaros (o aranâi, llaman así a todos los humanos fuera del mitago)
aceptados en Myrl debido a su no beligerancia y su relativa alta cultura,
considerando que son humanos. Así, también han conseguido intercambios de menor
importancia, vasijas, artesanías, gemas talladas, armas élficas e instrumentos
musicales que, en muchos casos, son la delicia de algunos reyes de países
lejanos. Los elfos reciben a través de la Ruta de la Seda muchos tipos de
especias de Ala'i, oro, cristales soplados de Vilonia, acero de Akenar, libros y
tratados de alquimia, objetos de arte (aunque suene sorprendente los frescos
sillenitas de la antigua catedral de Salé, en Carcaigh, pintados por el famoso
maestro arcano Albertho de Umm, están decorando la entrada de una ciudadela en
Na'qar). Importan menos las noticias de más allá del mitago, pues raras
veces los elfos se interesan por los asuntos de los hombres.
En todos los Feudos impera la Ley Faérica, es decir que
cuando alguien comete una falta se le lleva ante el Señor y éste decide lo que
hacer ayudado por la Bóveda o consejo. Las penas raras veces son de muerte. Una
vez al mes los elfos de cada lugar se juntan para intercambiar noticias o
anunciar cosas importantes, la que llaman Reunión Lunar, dirigida por la Voz y
el Tejedor de Sueños (pueden ser masculino o femenino, como hemos dicho es
indiferente).
Las riquezas del Reino de Myrl son inmedibles. De las miles
de millas de bosque y mares los elfos obtienen maderas preciosas y cantadas,
seda, telas, miel de hadas, hidromiel, pesca y caza (y pieles y marfil de
animales y monstruos) en abundancia, entre otras muchas cosas. El oro es escaso
en Myrl, de modo que lo habitual es usar plata o joyas en los intercambios, o
incluso pagos en especia. Los caminos que hay son senderos élficos, difíciles de
seguir si uno no está acostumbrado a un mitago, aunque en otras ocasiones
parecen caminos normales de tierra; por ello los mercaderes tresios de la Ruta
de la Seda suelen ir acompañados de guías del reino para no acabar perdidos y
muertos en el camino (y sus carretas extraviadas). En el Reino Faérico es
habitual la comunicación con Odari, cristales élficos de hablar a distancia, muy
útiles en paz y guerra. También son comunes los Tildaril, o cristales de
memoria, una especie de libros élficos congelados en gemas. El Rey y la Reina
tienen el Orbe Onírico, un objeto mágico que les permite hablar con sus vasallos
desde la Torre de los Vientos. En cuanto a los mares del mitago, hay una
navegación abundante, casi siempre de vela. Hay numerosos barcos que pueden
navegar por aguas profundas y muchas embarcaciones de pesca. En la costa hay
almenaras para avisar de los lugares peligrosos o angostos, sobre todo en noches
muy oscuras. Son muy escasos, pero existen, los Navíos del Aire, capaces de
surcar el cielo, usados por la Cofradía del Aire. Cada una de las siete ciudades
importantes de Myrl tiene una casa de la Cofradía.
Las fronteras de Myrl están defendidas doblemente por los enormes peligros del
bosque y por patrullas de exploradores élficos. Existen algunas atalayas y
fortalezas en las cercanías del linde del bosque, sobre todo en la frontera con
Kernia y en el noreste, que remarcan la frontera del reino, así como algunas
estatuas de piedra que indican dónde acaba el dominio de los hombres y empieza
el mitago, más para asustar que otra cosa. En el interior del mitago
abundan las ciudades fortificadas o en lugares altos como árboles gigantes para
mantenerse a salvo de cualquier posible imprevisto.
Como hemos dicho, la magia es poderosa en Myrl. Existen los
llamados Altos Hechiceros, practicantes de magia que pasan las Cinco Pruebas en
Dyl Vynai'Qar, muy respetados en Myrl, aunque quizás algo menos que los Druídas,
que generalmente son los consejeros de los Príncipes. La religión de Corelion y
Hadex tiene templos pero no existe una jerarquía clara o una Iglesia como la
sillenita, sino que cada lugar tiene sus sacerdotes y clérigos que casi siempre
se respetan por la edad, es decir, los sacerdotes jóvenes hacen caso de los
viejos, y los viejos de los ancianos. En las Escaleras de Corelion se guardan
las Profecías del dios. En el Lago Espejo está el lugar de hidromancia más
poderoso del Reino Faérico.
En el bosque hay muchos peligros comunes y raros, por
mencionar algunos: ucornos, lobos, arañas gigantes, güivernos, trolls, elfos
oscuros (cerca de Norturnal), trasgos (en el noreste) incluso lugares impíos
donde hubo batallas y quedaron espíritus nocturnos rondando. Eso aparte de los
elfos, claro.
La druida del rey, Varnewen, en sus escritos Sobre la naturaleza del Quenya,
ha dicho que "Myrl", aparte de ser el nombre del posible avatar de Corelion,
puede significar "merl", voz que antiguamente significaba «ave casi sola», que
no vuela en grupo, es decir, un mirlo negro de pico amarillo. Esto nos da buena
cuenta del carácter solitario del Reino Faérico.
Versión más grande aquí.
Vista del bosque de Myrl al atardecer
Entrada del Templo de las Constelaciones
Torre de la Alta Hechicería, Dyl Vynai 'Qar
Torre de los Vientos
Este del bosque mitago
El Palacio Secreto, Vassandyr
Nocturnal
Na'qar
Piedra del Hada
Entrada en la Bahía de Luna
Torre Blanca
Jirikayl
Arciano Roto
Río Evel
Ciudad Nube