ontañas,
Reino Enano de
Su alteza, el Rey Enano Nadel Gir
Capital: Ovenlîn ( ?)
Población: ?
Etnos: 100 % enanos
Riquezas: oro, hierro, armas, gemas.
Idioma: Enano
El Reino de las Montañas es el resultado occidental de la disgregación, en
tiempos antiguos, de los Dos Reinos, una antigua unión de los dominios enanos en
Draak, junto con el Reino de Aynea.
Rotos los vínculos, no sólo por cuestiones territoriales sino también religiosas
–la mayor parte de Aynea se convirtió a la religión sillenita-, las familias
enanas olvidaron su antiguo pasado común, y nada queda de aquellos tiempos salvo
algún fresco o talla en algún viejo salón.
Hoy en día el Reino de las Montañas ocupa las grandes cavernas y cavidades
talladas en la roca madre de la Gran Cordillera. No sólo hay bajo tierra
ciudades enteras, sino millas y millas de cavernas oscuras y silenciosas entre
unas y otras, la mayor parte de las veces territorios laberínticos de peligros
innumerables.
El Reino de las Montañas se organiza según la tradición enana de las familias.
Los enanos no siguen un sistema feudal como el arcano, sino que cada familia
tiene sirvientes y una clientela arropada bajo su mandato, que forman verdaderas
comunidades, de manera que una villa enana de dos o tres mil habitantes puede
estar formada por sólo cinco o seis familias. Las relaciones entre las mismas
son siempre complejas y difíciles de resumir. Los cabezas de familia forman en
cada mina o ciudad lo que ellos llaman el Consejo, que toma las mejores
decisiones para la comunidad. De hecho al monarca lo eligen como voz única de
los consejos, no para que tome él decisiones de ningún tipo. Paralelamente a
esta estructura de poder esta la casta de sacerdotes de Gleind, el Forjador de
los Enanos. Un enano que sirve a Gleind abandona su familia para siempre. En la
comunidad también se respeta de manera especial a los Maestros, ya sean
herreros, arquitectos, mercaderes, mineros o artesanos. En el Reino de las
Montañas no existen los gremios, puesto que los artesanos se organizan también
dependiendo de su familia, no dependen de otra cosa.
A pesar de que la mayor parte del reino enano se encuentra bajo tierra, poseen
fortalezas en la superficie, ya sea en la ladera de las montañas, defendiendo
alguna entrada en las grutas, o a modo de torres en las cimas más angostas.
El Reino de las Montañas está en estado de guerra total tanto contra Kernia como
contra el Reino de Hierro, los dominios de los gigantes al norte de las
montañas. En el caso de los gigantes ninguno de los reinos tiene pretensiones
directas sobre los territorios del otro –ni posibilidad de mantenerlas-, sino
que se trata más bien de odio entre razas. En el caso de los kernios el tema es
diferente, los semiorcos codician el oro enano y los enanos desean reconquistar
sus plazas perdidas en el Valle de Kern y muchas fortalezas, entre ellas el
castillo de Arrak. Afortunadamente la Gran Cordillera es especialmente escarpada
en los valles que se abren al Erial de Omuth, por lo que apenas es posible un
contacto que tampoco podía acabar bien.
El Reino de las Montañas es rico en oro y gemas, así como en creaciones de
forjado como algunas armas de hierro. Al contrario que la creencia popular, no
existe ni una sola mina de mithril en la Gran Cordillera, en todo el mundo
conocido sólo existen en Ayean. Los enanos, que jamás comercian con orcos o
gigantes, si lo hacen en algunas plazas del noreste con los elfos de Myrl, que
generalmente trocan madera, papel y vino por el oro enano. También existen
algunos puestos lejanos en las fronteras más occidentales, en las que al parecer
los comerciantes enanos acostumbran a comprar monturas y bueyes a los jinetes
guerreros de Harakai. Incluso se habla de la existencia de una ruta llamada Ruta
de la Especia, que recorre parte del continente Kroden hasta el lejano imperio
de Lorj, atravesando el Desierto de Runn.
A pesar de las guerras interminables, el corazón del Reino de las Montañas es
pacífico como pocos. Los enanos nunca se enfrentan entre ellos, o al menos no
con las armas. Incluso así las ciudades y minas están fuertemente defendidas.
Muchas de las familias cuentan con numerosos guerreros de fiereza bien conocida
en los Mares Tranquilos, leales y muy bien armados. Las máquinas de guerra
enanas son temidas, tanto en la defensa como en el asedio. Antaño, los enanos
solían traer elefantes cuando iban a la guerra en campo abierto, pero hace ya
muchos siglos que perdieron las rutas comerciales con los Reinos Negros de Yu.