esalia
El Consejo de Filósofos
Capital: Mesalia (25.000)
Población: 30.000+
Etnos: 80 % ilkos, 10% enanos, 10 % otros
Recursos: Gemas, azufre, tierras raras, fruta.
Idiomas: Ilko
Pese a su estratégica posición, la ciudad de Mesalia ha sido libre desde su
fundación, en tiempos inmemoriales; se ha convertido en la única ciudad de toda
Vúlpara que nunca fue dominada por un Imperio. No sólo fue la habilidad de sus
dirigentes la que evitó que ni los vilonios ni el Nuevo Imperio controlasen el
destino de la urbe, sino también la proximidad del volcán Hades, que posee el
nombre de un antiguo dios vúlparo. El volcán casi está dormido, y según parece
hace muchas generaciones que no erupciona, pero manan de él suficientes vapores
como para que el extranjero desconfíe. En el interior del cráter, donde se
extienden bosques de enorme riqueza, viven criaturas muy agresivas con hombres y
enanos que intentaron asentarse en el interior. Por otra parte el suelo de la
isla es fértil, por lo que está rodeada de una maleza frondosa.
La ciudad vive de la venta de azufre y tierras raras, así como de la pesca y de
la fruta extraña que nace en la maleza de los bosques de arbustos de la isla.
Son pocas las comunidades de pescadores que viven alejadas de Mesalia. La propia
ciudad, en cuyo interior hay ricos huertos y fabulosos árboles frutales, se
encuentra bien defendida por una muralla de adobe de gran longitud. El puerto es
frecuentado por mercaderes que conocen bien las aguas, aunque los navegantes
suelen preferir detenerse en el rico Agon o en la costa de Daemos. En la base
del volcán, dedicados a la minería, hay dos minas enanas de tamaño considerable,
que suelen comerciar con sus gemas en las ciudades vecinas, mucho más
concurridas.
La ciudad está controlada por una oligarquía local con tendencias pacifistas,
llamados los Filósofos. Aunque en la ciudad hay numerosos templos, destaca uno
sobre todos denominado La Academia, una especie de culto filosófico, último
vestigio de los desaparecidos dioses vúlparos.
La tropa local tan sólo está mantenida a medias por la propia ciudad, puesto que
costea la mitad del precio de un cuerpo de guardia de vúlparos, mitad
mercenarios mitad leales. El resto de la paga corre a cuenta del Gremio de
Mercaderes y de las minas enanas, que cuentan con guarniciones propias.