kenar, Ciudad de
 

Escudo: Un Dragón Dorado, un símbolo de gran poder que recuerda que la ciudad fue fundada sobre una antigua guarida de dragones.


 


 


 

(tamaño completo)

 


 

 

Origen

No está claro si es la fundación de la ciudad de Akenar la que marca el comienzo de la cronología imperial o la muerte de Sillevan a manos de los paganos. Aunque ambos hechos fueron muy próximos en el tiempo, es posible un error de uno o dos años.

Ambos sucesos se confunden en el tiempo y se mezclan con las leyendas y los confusos escritos de la época. Posiblemente lo que más se ajuste a la verdad es que un grupo indeterminado de barcos cruzaron el Gran Océano desde las tierras de Eria, al frente de los cuales iba un príncipe noble del reino que existía más allá del mar. El joven se llamaba Aldarion e iba acompañado por un misterioso hombre llamado Sillevan, constructor de barcos y profeta del dios de lo Justo, llamado St.Cuthbert en aquellas tierras en honor al primer profeta, y Gah en este lado del mar, su verdadero nombre.

La leyenda cuenta que se trataba sólo de un barco al que llaman El Arca. Es mucho más probable que se tratase de muchos, una pequeña flota de barcos largos de estilo norteño. Los hombres que viajaban en ellos, de raza eria, olvidaron con los años sus orígenes y empezaron a llamarse a si mismos “arcanos” o “provenientes del arca”.

Volvamos a Aldarion y Sillevan. Ambos hombres consiguieron conducir a sus hombres de eria a unas nuevas tierras, desconocidas para ellos. La travesía fue larga y peligrosa, tanto que algunos de esos erios flaquearon en su fe en el príncipe y en Sillevan y decidieron regresar. Hubo un enfrentamiento y algunos murieron, entre ellos el propio Sillevan. Al parecer uno o dos días después de esto avistaron tierra. El príncipe persiguió a los que habían matado a Sillevan y les dio muerte a todos salvo a uno al que dejó marchar por piedad. No se conoce el nombre de ese hombre, los arcanos le llaman el Invisible, y sólo lo nombran para mencionar el mal.

El cuerpo de Sillevan fue enterrado en aquel sitio donde habían tocado tierra. No es casualidad que la ciudad más oriental de la isla de Vilonia, es decir Nevesy, sea hoy en día considerada una Ciudad Santa en todo el Imperio. Es allí donde tocaron por primera vez tierra y donde yacen los restos de Sillevan.

Aparte de eso, el problema con el posiblemente se encontraron los erios recién llegados a estas tierras occidentales fue que éstas no se encontraban deshabitadas. Más bien al contrario, el Imperio Vilonio se encontraba en un momento de enorme extensión y era culturalmente superior a cualquier unión de los hombres en esta faz del mundo. Aparte del Imperio, numerosos pueblos y razas habitaban los confines de los Mares Tranquilos.

Es posible que a Aldarion y sus hombres y mujeres de Eria les llevase uno o dos años encontrar un lugar en el que asentarse. Por supuesto tuvieron que abandonar la isla de Vilonia y llegaron al propio continente de Draak. Las tierras del sur, las cuales forman la actual Arquitania, estaban dominadas por el Imperio de Vilonia, resultaba imposible que se asentasen allí. No sabemos la ruta que siguieron hacia el norte pero es seguro que atravesaron los dominios de los vilonios hasta abandonarlos. En el norte había numerosos pueblos bárbaros, muy similares a los hombres manni a los que los erios ya estaban acostumbrados, posiblemente sabían que no sería fácil encontrar unas tierras baldías en las que asentarse en paz. Precisamente por eso es comprensible que se dirigiesen al único lugar que ni los svardos ni los vilonios deseaban poseer: las antiguas tierras del dragón Aark.

Mucho tiempo atrás estas tierras habían sido diferentes, coronadas por una montaña de piedra oscura. Los propios vilonios habían fundado una ciudad de nombre desconocido en la falda de la montaña hasta que un día el legendario dragón arrasó con todo y, tras un gran cataclismo, redujo la montaña hasta sus cimientos. A pesar de que los dragones son algo de lo que tenemos constancia real si nos ceñimos a nuestra razón ésta nos dicta que todo esto no fue producto de ningún monstruo legendario sino más bien de la existencia de un volcán. La mayor parte de la piedra de la ciudad es basalto negro, tanto la utilizada en la construcción de las murallas como en algunos edificios como la Fortaleza Negra. Lo más probable es que los vilonios sufriesen un desastre natural y culpasen de su desdicha a un dragón.
Lo que es seguro es que si pensaban que había sido un dragón el que había reducido a ceniza aquellas tierras. Precisamente por ocuparlas los arcanos de Aldarion empezaron a usar el dragón rojo sobre fondo negro como símbolo de la ciudad y, siglos más tarde, del Imperio.

La ciudad se levantó a orillas del lago Aark, un lugar óptimo para conseguir agua dulce, pesca, rodeado de colinas de tierras fértiles y, aún mejor, envuelto en las leyendas más oscuras que privaban a los enemigos poderosos de la voluntad de poseer la ciudad.

Se debieron usar algunos de los cimientos del antiguo emplazamiento vilonio. Eso explica la gran rapidez con la que se levantaron las primeras murallas. También es posible que encontrasen tesoros que costeasen las obras que se llevaron a cabo y no sería extraño que contasen con la ayuda de algún constructor enano. Una detenida observación en las cloacas de la actual ciudad en su parte más antigua, debajo de la Fortaleza Negra y el Burgo, confirma de sobra esta teoría.

Por lo tanto la ciudad de Akenar se fundó en el año 1 DS, que significa “Después de Sillevan”. Los sillenitas, o adoradores de Gah, acabaron por imponer su cronología y hoy en día es la más usada en los Mares Tranquilos. Nos encontramos en el año 1028 DS.

Saber (Historia) CD 35+ Para tener conocimientos concretos acerca del origen descrito de la ciudad un personaje ha de haberlo oído directamente de boca del sabio Giles Wolpe o hacer una tirada de habilidad con esta dificultad. Comúnmente se piensa que la ciudad la fundó Darion en el año 1, tras llevar volando en el Arca desde el Viejo Mundo.


Breve Historia

La historia de la ciudad de Akenar a lo largo de estos mil años desde su fundación bien podría llenar una biblioteca entera. Está ligada a la historia de las tierras que controló desde los primeros tiempos, a los siglos en los que fue la corte del Reino de Akenar y promovió su expansión y sus conquistas hasta la Guerra de los Dos Siglos, en la que se enfrentó al Imperio de Vilonia entre el año 424 DS y el 626 DS. Esta guerra culminó con la victoria de Akenar, que comenzó a ser capital de un imperio que no dejó de crecer hasta hoy en día.

El hecho de que la Corte nunca dejase de estar situada en la ciudad marca por completo el carácter de la misma. Con los años esto la convirtió en el centro religioso, mercantil y cultural del Imperio debido al gran flujo de ideas, conocimiento y poder que entra y sale de la ciudad incansablemente.

La Ciudad

La ciudad está asentada sobre tres colinas, el Monte del Arca, la Colina del Mediodía y la Colina del Lago. Está bañada por el lago Aark en su zona occidental, donde cuenta con un importante puerto fluvial. El río Melvo la cruza de este a oeste.

La ciudad de Akenar supera los doscientos mil habitantes, el censo de almas del año 1025 DS contó 201.320 personas en la ciudad, aunque este es un cálculo que realiza el Concejo de la ciudad para cobrar impuestos y diezmos. Es seguro que en realidad la ciudad tiene más población, entre los pobres y siervos hay muchos que no tienen interés en estar censados, aparte de los viajeros, estudiantes, peregrinos, cruzados, villanos de otros lugares y una gran cantidad de personas de los barrios bajos. Podría estimarse que posiblemente la ciudad ronde los 300.000 habitantes.

De este a oeste la ciudad mide aproximadamente una milla y mil doscientas yardas, de norte a sur mide dos tercios de legua, es decir dos millas y doscientas yardas. Esto nos da unos 2380 acres de terreno, por lo que tenemos –oficialmente- una densidad media de población de unas 85 personas por acre. La ciudad con mayor densidad de población del Imperio es Westerdam, que casi alcanza los 200 habitantes por acre.

Murallas

Gran parte del aspecto imponente de la ciudad de Akenar se debe a sus inmensas murallas de basalto de 30 pies de espesor y 60 pies de altura, incluso más en algunas zonas. Las murallas protegen todo el casco urbano y hay varias fortalezas que acantonan un número importante de tropas.

La muralla está coronada por almenas que facilitan la defensa, en su mayor parte techadas con tejados de pizarra puntiagudos para protección de los soldados contra las flechas y la lluvia.

Aproximadamente cada 500 pies hay una torre redonda de unos 80 pies de altura y tejado cónico de pizarra. La ciudad ha sido atacada en muy pocas ocasiones pero el uso de estas torres como núcleos de defensa se ha demostrado decisivo. En tiempos de paz suele haber turnos de vigía en cada uno a todas horas, todos los días del año, de modo que en caso de necesitar la intervención de los soldados de la ciudad es posible acudir a una de estas torres.

Fortalezas

En la ciudad hay varias fortalezas militares que cumplen diferentes objetivos a lo largo del año. La más importante y grande es la Fortaleza Negra que corona la colina del Arca. Esta es la residencia del Emperador, se trata del primer castillo construido en la ciudad y algunas de sus torres (como la conocida Torre de la Mano Izquierda) son cuadradas. En ella se acantona la IV Legión, la llamada Guardia Imperial, uno de los cuerpos de elite del Imperio. En verano y en tiempos de guerra esta legión suele estar fuera de la ciudad aunque siempre hay una guarnición permanente de al menos 100 caballeros y 300 soldados defendiendo la Fortaleza Negra. La IV Legión está directamente al mando del emperador Otto I.

El segundo castillo más importante de la ciudad es San Antelmo, situado en un islote en el centro del puerto. Se trata de la prisión imperial, donde están encerrados los prisioneros acusados de alta traición o delitos similares, casi siempre pertenecientes al clero o la nobleza. El castillo sirve como cuartel de invierno de la I Legión, otro de los cuerpos de elite del imperio, mandada por el general Longinus, un arcano de gran prestigio entre los señores feudales del oeste del Imperio. Al castillo se accede por un recio puente de piedra. La fortaleza cuenta con unas altas murallas y planta pentagonal, con un patio de armas estrecho.

En tercer lugar está el Castillo del Mediodía, más modesto que los dos anteriores, cuenta con tres torreones que forman un patio de armas triangular. Es ahí donde se acantona la II Legión, al mando de Sire Gabriel, el Canciller de la ciudad. Los soldados y caballeros de esta legión están bastante peor considerados que los de las legiones I o IV puesto que su labor siempre consiste en vigilar la ciudad o patrullar los feudos cercanos persiguiendo bandidos o malhechores. Se les llama la Guardia, pues la guarnición y las patrullas de la ciudad siempre está formada por hombres de esta legión. Esta legión cuenta con un cuerpo especial llamado Guardia de Noche compuesta principalmente por personas que son capaces de ver en la oscuridad mejor que un hombre común: vilonios, algún elfo, gnolings y –sobre todo- enanos. La Guardia de Noche tiene soldada doble y viste con ropajes gris oscuro. Su capitán es un enano llamado al’Kastor, dicen de él que lleva años sin ver el sol. La tropa le da el sobrenombre de “el oscuro”.

Saber (Arquitectura e Ingeniería): A pesar de que esta habilidad no permite chequeos sin tener ningún valor en ella, esta limitación es ignorada por cualquier personaje que residiese en la ciudad de Akenar durante más de un año debido a que se acostumbra a ver grandes construcciones arquitectónicas.

Defensa de la Ciudad

Cada Legión cuenta, en tiempos de paz, con unos mil hombres entre caballeros, soldados y arqueros. Las legiones que están acantonadas en la ciudad cuentan con algún efectivo adicional, la I y IV Legión, que son cuerpos de elite, tienen unos 1500 soldados cada una. La legión II, llamada la Guardia, está completamente dedicada a la defensa de la ciudad y cuenta con casi 3500 soldados de los cuales sólo 300 son caballeros y unos 500 pertenecen a la Guardia de Noche. La Guardia tiene mucha autoridad en la ciudad y puede perseguir y matar a cualquier malhechor si lo estima necesario. Todas las legiones suelen contar con clérigos de batalla que les ayudan en los casos más graves.

El soldado de la Guardia típico suele llevar cota de mallas negra, espada larga y escudo. Las patrullas suelen estar compuestas por cinco hombres, dos soldados, un par de arqueros con arcos largos y espada corta, y un sargento algo más veterano que está al mando.

Clérigo de Batalla es una clase de prestigio.

El tiempo de reacción de la Guardia en la ciudad de Akenar es razonablemente corto. Si se organiza un tumulto en 1d6 minutos suele acudir algún grupo de la Guardia a ver qué sucede.

Un Guardia de la ciudad cobra lo mismo que todos los soldados de la Legión, es decir, 10 piezas de oro al mes. Además los soldados imperiales no pagan impuestos y mostrando su tatuaje de la Legión se evitan pagar portazgos y un 10% del precio de las mercaderías.

Entradas y Puertas

La ciudad tiene tres puertas principales hacia el exterior y otras tres mirando al puerto. Las puertas exteriores se llaman Puerta Atria (la que conduce al norte), Puerta del Carro (la que lleva a la Campiña) y Puerta de la Huerta (la que conduce al sur, a Arquitania y a Cargaigh). Las puertas interiores son la Puerta del Vino, la Puerta Baja y la Puerta del Tresio.

Cada una de estas puertas está bien defendida por pares de torres de unos 80 pies de altura. Todas cuentan con fuertes portones de madera reforzada que se cierran al anochecer y se abren al alba. Normalmente estas entradas en la ciudad cuentan con puertas más pequeñas por las que cabe una persona o un caballo. Aquellos que entran en la ciudad por la noche suelen ser cargados con el famoso Impuesto de Nocturnidad, una moneda de plata por persona o animal.

Durante el día en las entradas de la ciudad se cobra un impuesto llamado Portazgo.

También es posible acceder a la ciudad por el puerto, defendido por varios torreones y cadenas de gran tamaño, y por el embarcadero del río Melvo aunque éste último tan sólo suele ser usado por mercaderes que llegan a la ciudad en barcazas con productos del este.

Calles

Aunque la mayor parte de las calles de las ciudades del Imperio tienen el suelo de tierra, en Akenar muchas tienen el suelo de piedra. Algunos barrios, como el de los enanos, cuentan con un ordenado sillar en el suelo. También se rumorea que muchas familias enanas han excavado hacia abajo para agrandar sus mansiones, lo más probable es que esto sean simples creencias del vulgo.

La ciudad cuenta con cuestas y bajíos, las zonas altas son menos húmedas y están ocupadas por los burgueses más pudientes, sin embargo la zona baja de la ciudad, sobre todo la cercana al puerto, llamada Barrio de Pescadores, es una zona de casas mucho más pobres.

Normalmente casi todas las callejuelas de la ciudad tienen un nombre por el que la gente local las conoce.

Edificios

En la ciudad no hay casas de gran altura. Casi todas cuentan con dos pisos, tres como mucho. Los tejados suelen ser o bien de paja o de pizarra oscura, muy abundante en la zona. Suelen ser tejados bastante apuntados debido a la lluvia y nieve que es común en Akenar. En algunos barrios, como el ilko o el tresio, los habitantes han traído teja del sur para sus casas. Las construcciones normalmente son de madera. En la zona alta de la ciudad, cerca de la Fortaleza Negra, si que pueden verse casas de piedra pero no es lo habitual. Los edificios más grandes, como iglesias, hospitales o las basílicas de los mercados, siempre son de piedra.

El río Melvo está cruzado por varios puentes altos, casi todos son de piedra. Al lado del cauce se pueden ver también algunos molinos de agua. Del mismo modo las propias herrerías de la ciudad están situadas al lado del río para así poder aprovechar con ruedas de molino la fuerza del agua.

Plazas y Mercados

Las plazas de la ciudad son lugares de reunión. En ellas se suele juntar la gente en fiestas, días sagrados, dóminus, entierros, o cualquier ocasión especial. Por supuesto, es donde suelen organizarse lo mercados semanales, de hecho las tres plazas más grandes de la ciudad son plazas de mercado. El tercer día de las semanas, el Mércades, es cuando se montan tales mercados a los que acuden gentes de los feudos aledaños a la ciudad. Los Mércades las compras suelen ser ligeramente más baratas que el resto de los días de la semana en los que uno ha de acercarse al barrio donde estén los artesanos en cuestión o a las basílicas, que son pequeños mercados de barrio que se organizan todas las mañanas y donde mayoritariamente se venden productos del día como pescado o pan.

Int (Historia) CD 25+: En el barrio élfico que está en la colina del Arca se monta un mercado anual el día del Solsticio de Invierno al que acuden mercaderes de lugares lejanos y donde es posible comprar objetos raros.

Int (Historia) CD 30+: Una de las casas del Barrio Enano es en realidad una tienda donde sólo pueden entrar enanos, se llama el Hogar de Kug. Está especializada en objetos de mithril.

Como muchas ciudades del Imperio, en Akenar la plaza central es llamada Plaza de la Justicia, es donde se encuentra la Casa Consistorial de la ciudad, regida por el Canciller Sire Gabriel. En esta plaza es donde, todos los Dóminus, se ejecuta a los bandidos, ladrones y asesinos que fueron capturados durante la semana. El resto de los días o bien se les encierra a esperar la ejecución pública en alguna de las fortalezas de la ciudad o bien se les coloca en un potro en la propia plaza.

Oficio (Verdugo) 4+: Este es el valor necesario para optar a un puesto en el cuerpo de verdugos de la ciudad de Akenar. Hay nueve verdugos y un maestro de ejecución, éste último se encarga de los reos de sangre noble o eclesiástica. Es obligado que el verdugo sea anónimo, si se revela su identidad pierde el puesto pues personaliza la Justicia. Normalmente un verdugo cobra 4d6 piezas de oro al mes, el maestro de ejecución cobra lo mismo más 1d100 piezas de plata por cada ejecución de relevancia.

Iglesias y Templos

La mayor parte de la población de la ciudad es sillenita, de hecho Akenar es una de las tres Ciudades Santas del culto a Gah, junto con Nevesy y Salé. Eso determina que la mayor parte de los lugares sagrados son iglesias, hay un gran número de ellas en la ciudad, algunas de gran tamaño y otras muchas de proporciones más modestas. De todas ellas la mayor es la Catedral de San Jerónimo, en el centro de la ciudad junto a la Plaza de la Justicia. Se trata de un edificio de proporciones grandiosas, sobrio en su factura, con numerosos contrafuertes, gárgolas y un impresionante pórtico en los pies de la iglesia que representa la llegada de Sillevan y la vieja historia del Arca. En esta catedral, en una de las basílicas del subterráneo, se guardan los restos del Arca. Todas las catedrales, iglesias grandes e incluso colegiatas de clérigos de la ciudad están regidas por grupos de religiosos que reciben el nombre de Cabildo. Normalmente los cabildos son organismos de gran poder, tanto político como económico. Así pasa en Akenar.

Otra iglesia de importancia en la ciudad es la de San Dionis, muy cerca del Barrio Alto y frecuentada por algunos nobles de la ciudad.

Existen, por supuesto, templos de otros dioses. Dentro del Imperio existe libertad de culto mientras éste respete las leyes escritas y los usos y costumbres de las gentes. En la ciudad hay templos de varios Dioses Paganos, entre ellos Pelor, Heironeuss, Kord y varios más. También hay lugares de culto de Dioses del Norte y algún templete vilonio. La mayor parte de los templos en Akenar están construidos en piedra.

Cementerios

Si bien los antiguos cultos paganos tienen por costumbre quemar a los muertos, la religión sillenita los entierra. Existen varios camposantos repartidos por la ciudad, normalmente su localización determina el estrato social de los que son enterrados en él. Por supuesto son considerados Terreno Sagrado y violarlos representa uno de los delitos más graves de la ciudad. Para evitar tentaciones de ningún tipo suelen tener pequeñas murallas que los separan de la ciudad y siempre se cierran por la noche.

Fuentes y Pozos

En muchas de las plazas de la ciudad se puede encontrar una fuente o un pozo. Ninguna de las casas de la ciudad cuenta con ningún sistema de llegada de agua limpia, aunque algunas casas tienen la suerte de tener bocas de fuente.

Envenenar un pozo en la ciudad de Akenar es un delito muy grave penado con la muerte. De hecho en momentos de conflicto no es raro que la guardia de la ciudad vigile algunos de los pozos más importantes. También está prohibido lavar la ropa en cualquier sitio, para tal efecto hay una zona de lavanderas cerca del río.

No es raro ver aguadores transportando agua al precio de 1 m.c. por cubo. Como mucho pueden transportar dos cubos a la vez.

Cloacas

Una de las cosas que distinguen a la ciudad de Akenar sobre la mayoría de las ciudades del Orbe es la posesión de un complejo sistema de cloacas que evita de manera eficiente el estancamiento de aguas sucias. Está claro que esta es una de las claves por las que la ciudad suele sufrir pocas pandemias y pestes, al contrario que otras ciudades del Imperio, menos pobladas.

Uno de los oficios menos codiciados de la ciudad es el de vigilante de las cloacas. A pesar de estar bien pagado, el oficio consiste en mantener el funcionamiento del subsuelo de la ciudad en buenas condiciones. La mayor parte de las veces es un trabajo sucio y solitario; se rumorea que en ocasiones se encuentra alguna alimaña en los húmedos pasadizos del subsuelo, lo que hace que los vigilantes suelan ir bien armados.




Saber (Dungeons) CD 15+ dará una idea de la enormidad del sistema de cloacas de la ciudad de Akenar.

Saber (Dungeons) CD 25+ Un observador atento se puede dar cuenta de que quizás existan grutas o pasadizos viejos bajo las propias cloacas y quizás podría encontrar una entrada bien oculta por los siglos.

Termas

La higiene en el Imperio no es una preocupación diaria. La mayor parte de los habitantes de la ciudad de Akenar se bañan una o dos veces al mes, quizás tres o cuatro en verano. Para eso suelen llenar tinajas comunales que se guardan en los patios interiores de los barrios.

Las casas nobles o de burgueses ricos de la ciudad suelen contar con tinajas propias.

Existen baños públicos en el puerto, usados casi siempre por extranjeros y no es muy difícil darse un baño en una posada (cuesta 1 moneda de plata).

Sin embargo hay dos lugares donde uno puede conseguir baño especial. En el Barrio Elfo hay una Casa de Baños muy pulcra y en el Barrio Tresio están las conocidas Termas, un edificio de piedra con grandes estanques de agua en los que incluso se puede nadar. Algunos de ellos son de agua caliente.

Monasterios y Conventos

En la ciudad están asentadas varias órdenes del clero regular, es decir, órdenes monásticas sillenitas tanto masculinas como femeninas que viven bajo determinada Regla o código. Los monasterios son una pieza importante en la vida de la ciudad por varios motivos, son centros de caridad, hospitales, lugares de conocimiento, de recogimiento y poder. Salvo los de las órdenes mendicantes, los monasterios poseen grandes cantidades de tierras a lo largo y ancho del Imperio cuyas rentas administran desde la capital, donde están más seguros que en lugares aislados apartados de la vida mundana. De paso, los conventos femeninos son perfectas excusas para (con el pago de una dote importante) dar una salida social a las hijas de familias nobles que no interesa casar para no dividir un feudo o herencia.

En Akenar el más importante de todos los monasterios es el de los Guillerminos, cuyo patrón es el Cardinal y confesor personal del Emperador.


Hospitales

La ciudad de Akenar cuenta con varios hospitales y lugares de cuidados de enfermos. Suelen ser llevamos por órdenes religiosas que de manera piadosa los fundan para auxilio de los necesitados. En la ciudad hay dos tipos de hospitales, los que cuidan a la gente leprosa y los demás.

Se han conocido algunos casos de Santos que curaron milagrosamente a la gente en hospitales o iglesias. Esto no es habitual en Akenar, aunque a veces sucede.

Inquisición

La iglesia sillenita cuenta con un órgano interno de control comúnmente llamado Inquisición aunque en las filas eclesiásticas también recibe el nombre de Santo Oficio. El cometido original de la Inquisición en Akenar es la lucha contra el Invisible bajo todas sus formas; en la práctica esto se reduce a perseguir los actos de Magia Negra o Nigromancia, perseguir y atajar cualquier irregularidad en la propia Iglesia (como por ejemplo la ruptura del celibato por parte del clero secular o regular), la herejía, el falso converso o cualquier asunto relacionado con poderes sobrenaturales u Ocultismo (en Akenar se denomina así a cualquier acto arcano que ha de realizarse a escondidas por algún motivo poco honesto).

La Inquisición cuenta con un Tribunal en la ciudad de Akenar regentado por el Obispo Clement d’Avignac. El edificio inquisitorial es una fortaleza en si mismo y cuenta con una guardia propia a menudo llamada Guardia de la Fe. Como es costumbre de la Inquisición, es posible que exista una pequeña red de informadores y algún agente en la ciudad dedicados a investigar cualquier cosa fuera de lo común que pase dentro o fuera de los muros.

Inquisidor, Agente de la Inquisición y Guardián de la Fe, son clases de prestigio.

Saber (Religión) 10 para distinguir a un clérigo de la Inquisición de otro cualquiera. A menudo –no siempre- llevan cruces de plata.

Saber (Local) CD 30+ para saber quiénes son los chivatos habituales de la Inquisición en uno de los barrios de la ciudad.

Ordenes Militares

Como Ciudad Santa y capital del Imperio, es normal que existan varias órdenes de caballeros, paladines y clérigos militares dedicadas al culto sillenita. De las varias que existen tres son las más importantes, la Orden del Templo, que centra su culto en la batalla contra los infieles, la Orden del Lago, un grupo nutrido de hombres de armas errantes que dedican su vida a las gestas en busca del bien, el honor y la justicia. En tercer lugar está la Orden de los Caballeros Grises, dedicados a la ayuda a los débiles. Estas tres órdenes cuentan con altares dedicados en algunas de las iglesias de la ciudad, donde sus maestres se reúnen cada cierto tiempo y donde se deciden los asuntos internos de cada una.

Paralelamente a las órdenes religiosas está la famosa Orden de la Tabla, formada por los paladines y caballeros más valiosos del Imperio. En ella sólo se entra por petición del Emperador y aunque sus pocos miembros (nunca han sido más de doce) suelen estar repartidos por el Imperio, acostumbran a reunirse en la Fortaleza Negra una vez cada cinco años, si les es posible acudir. Algunos acostumbran a acompañar al emperador Otto, entre ellos Sire William Lonshire o Sire Lanlot (muchos juglares le tienen por el caballero más grande que ha existido).

Saber (Nobleza y Realeza) CD 15+ Basta con esto para reconocer los nombres de los Caballeros de la Tabla y conocer su heráldica.

Caballero de la Tabla es una clase de prestigio para guerreros y paladines.

Escuela Palatina

En las estancias de lo que fue pensado como un palacio y residencia del Emperador se formó la primera universidad del Imperio. El Emperador San Dionis la fundó en el año 702 DS. Desde aquel entonces se puede estudiar tres años para adquirir el título de Letrado y otros tres para ser Doctor en Teología, Leyes, Artes, Medicina, Navegación o Guerra. Los estudios de la Escuela Palatina conllevan cierto prestigio social y ha llegado a ser difícil conseguir acceder a una de las escasas plazas con las que cuenta. Pagar los estudios de la Escuela Palatina cuesta 50 piezas de oro mensuales. Los estudios de Guerra son especialmente valorados pues los mejores generales de las legiones de Akenar han pasado por las salas de estudio de la Escuela Palatina en vez de ser educados al estilo feudal de los castillos de la frontera. El mejor ejemplo de ello fue el desaparecido Onaris de la III Legión, el mejor alumno que tuvo nunca la Escuela Palatina.

Bibliotecas

Si hay una ciudad conocida por la riqueza de sus bibliotecas, esa es Akenar. Una de las principales tareas de los clérigos y órdenes monacales sillenitas es la de la preservación del conocimiento y la ley, por tanto llevan a cabo una incansable tarea enciclopédica para acumular toda palabra escrita en las inmensas salas de la Escuela Palatina de la ciudad. A no ser que se cuente con algún permiso especial, entrar en la biblioteca cuesta 5 piezas de plata. De manera normal sólo se puede estar en ella durante las horas de luz, portar antorchas o hacer fuego en ella está castigado severamente. En el edificio hay grandes ventanales que le dan un aspecto único a las altas salas abovedadas con piedra granítica.

Para acceder a los libros acerca de magia arcana (por supuesto, los hay) se necesita pedir un permiso especial a la Cancillería, en concreto es competencia del Maestre.

Saber (cualquiera). Cualquier estudioso que gaste 2d6 horas en la biblioteca de la Escuela Palatina, tendrá un bonificador de +4 al chequeo de cualquier Saber que esté investigando.

Casa Consistorial y Concejo

A pesar de que la ciudad es donde reside el Emperador, generalmente el gobierno del Imperio ocupa la mayor parte de su atención. Para atender las cuestiones civiles comunes de la ciudad existe un Concejo presidido por el Canciller Sire Gregory, que actúa con las funciones propias de un alcalde. El Concejo de la ciudad está formado por un grupo de magistrados escogidos por el Canciller y que se ocupan de administrar los distintos aspectos de la vida urbana, desde la cuestión de los impuestos, el precio del grano, las medidas contra la peste, los permisos de casamiento o venta, las herencias, ejecuciones y mil cosas más. Para atender todos estos asuntos el Concejo suele reunirse temprano hasta mediodía todos los días de la semana salvo el Sabat y el Dóminus. El lugar en el que se reúnen se llama Casa Consistorial, un edificio de piedra frente a la Plaza de la Justicia de largos ventanales apuntados.

Oficio (Concejal): Tienes los conocimientos de leyes, foros, feudos y costumbres que rigen la vida de los nobles, el clero, los plebeyos y burgueses en una ciudad del Imperio. Los concejales en ciudades como Akenar suelen ser elegidos por sus conocimientos de leyes o su trato con la gente, aparte de las influencias políticas que manejen. El cargo reporta mensualmente la poco modesta suma de 100+1d100 piezas de oro.

Pregones

La mayor parte de la población de la ciudad de Akenar es analfabeta. Esto hace que casi todos los carteles de posada no tengan escrito nada, simplemente suelen tener algo que indique qué lugar es ese como una jaula, una madera con forma de jabalí o un cuerno de ciervo. Para las noticias públicas de interés, a mediodía, está el pregonero. Los pregoneros son hombres que gritan en alto los asuntos que hace saber el Concejo de la ciudad, aunque por un módico precio también difunde noticias como recompensas por bandidos o personas perdidas, anuncios de banquetes o torneos o cualquier cosa dentro de un orden. Hay bastantes pregones en la ciudad, casi uno por plaza. Por las noches son los que se encargan de mantener las antorchas y lámparas de la ciudad encendidas. Los pregoneros suelen ser las personas mejor enteradas de la ciudad en cuanto a noticias se refiere. Suelen estar juntos en la Casa Consistorial justo antes de salir a gritar, allí es donde se les contrata si se desea difundir una nueva por toda la ciudad. Para asuntos delicados hay que pedir permiso a un concejal para que licencie la noticia.

Oficio (Pregonero): Vives de tu voz, de hacer saber lo que otros quieren. El Concejo paga un sueldo fijo al pregón de 8 piezas de oro y 5 de plata al mes, lo cual es bastante ajustado. Por dar una noticia durante un rato un pregón cobra 2 piezas de plata (cada uno de ellos).

Justicia

Teniendo en cuenta que Gah es del Dios de la Justicia, es normal que el poder de la misma sea algo tangible en la ciudad. Eso no significa demasiado para algunos sectores sociales necesitados o incluso para muchos hombres de armas, burgueses, mercaderes o caballeros de mundo; el crimen y la delincuencia parecen ser algo innato en los hombres y se demuestra en esta ciudad.

Hay dos cargos de Justicias en la ciudad, aparte de la más alta instancia, la Cancillería Imperial o el propio Emperador. Uno es un cargo laico y otro es un eclesiástico, Sire Belvor y Frai Stevan. Suelen llevar juicios y pleitos todas las mañanas salvo Dóminus, tienen poder para condenar a muerte a reos comunes. Los casos eclesiásticos se suelen redirigir a la Inquisición y los casos de delitos graves por parte de la nobleza –con posible Pena de Muerte- son juzgados directamente por el Emperador.

Ley Imperial

Quizás sea preciso hacer una breve anotación acerca del sistema legal en los territorios del Imperio, que contiene fuertes influencias del sistema legal erio basado en el feudalismo y del antiguo Derecho Vilonio. El complejo panorama territorial imperial ha obligado a los arcanos a unificar la Ley en todos sus territorios -con ligeras variantes feudales dependiendo de los señoríos, siempre muy leves-, de manera que toda persona que se encuentre en el territorio del Imperio está sujeta a la llamada Ley Imperial, sea plebeyo o noble o clérigo. La Ley Imperial es un código legislativo de normas y derechos que, entre otras cosas, prohíbe la esclavitud (no la servidumbre), protege la justicia y la paz y prohíbe la ley del talión -vigente en todos los Mares Tranquilos salvo el Imperio-. Los señores feudales, caballeros y legiones dentro del Imperio están obligados a hacer cumplir la Ley Imperial en los territorios de Akenar y esto incluye penas de muerte, aunque éstas nunca suelen ser dictadas por los rangos inferiores con capacidad de administrar justicia. En el Imperio, además, son muy comunes las penas económicas y el exilio.

La Inquisición y la Mano son dos casos paralelos a la Ley Imperial. La primera cuenta con sus propios tribunales y penas. La Mano no cuenta con ningún impedimento legal para ejecutar sus intenciones pues representa directamente al Emperador.

En las ciudades y villas de todos los territorios de Akenar se considera que una vez pasados los muros se está bajo el amparo de la ley del lugar. Del mismo modo que cuando se entra en terreno sagrado se considera que son las leyes de los dioses las que rigen al que entra, no las de los hombres.

Cancillería Imperial

La Cancillería Imperial es el órgano de mayor poder de todo el Imperio. Está dirigido por el propio emperador Otto I y consta de varios puestos con enorme capacidad de decisión dentro de la ciudad o de los territorios imperiales. Los miembros de la Cancillería son ocho:

Tesorero. Encargado de los asuntos económicos del Imperio, ajuste de diezmos e impuestos, acuerdos económicos, precios e infinidad de cosas. El actual Tesorero es el arcano Octavus Well, un hombre de mirada enigmática y pocas palabras.

Maestre. Aparte de dirigir la Escuela Palatina, se encarga de todos los asuntos relacionados con el conocimiento y la magia. La mayor parte del vulgo le tiene por mago y es posible que así sea. El actual Maestre es el elfo Etienne de Myrl.

El Lector. Se trata de una de las máximas autoridades en Leyes y Derecho de todo el Imperio. El actual Lector es Everard Puy, un arcano que ha servido a los tres últimos emperadores.

La Mano. Es una figura controvertida que tiene como función la de preservar el poder del Emperador, se encarga de deshacer traiciones, desmarañar intrigas, romper alianzas contrarias y dividir a los enemigos utilizando cualquier medio a su alcance. Por supuesto la mayor parte de sus actividades son políticas y fuera de la ciudad de Akenar, aunque se han conocido temporadas de gran actividad interna, por ejemplo durante la elección del actual emperador. La Mano es Alice de Sterre.

El Cardinal. Se encarga de la dirección de los asuntos de la Iglesia en momentos de ausencia del Emperador pues en muchas ocasiones éste se encuentra en la guerra u ocupado por otros asuntos políticos. El actual Cardinal es Frai Guillermo, un hombre sencillo que ha reformado la iglesia sillenita en los últimos años introduciendo el perdón y la piedad como caminos de la Fe.

Inquisidor. Se encarga de todos los aspectos de moral, herejía y nigromancia dentro del Imperio. El actual Inquisidor es Argon Silarus, que normalmente reside en la isla de Atolón por lo que acostumbra a enviar a Clement d’Avignac a las reuniones de la Cancillería.

Canciller Menor. Sólo para atender los asuntos relativos a la ciudad de Akenar se creó la figura del Canciller, que normalmente ejerce su cargo en la Casa Consistorial ayudado por el Concejo. El Canciller es Sire Gregory, un antiguo caballero que abandonó el uso de las armas tras las cruzadas en Arkay.

Impuestos

Los impuestos comunes que se cobran en la ciudad de Akenar son el Portazgo, que consiste en 1 pieza de cobre por cruzar cualquier puerta exterior de la ciudad, el Impuesto de Río, que carga entre 1 moneda de cobre y 10 piezas de oro por entrar en barca del puerto (depende del tamaño de la embarcación), y el Impuesto de Mercadería, que cobra aproximadamente un 5% del valor de la mercancía que entra en la ciudad. Los censados en la Casa Consistorial están libres de pagar los diezmos feudales que les correspondan y por tanto se consideran Ciudadanos de Akenar. Inscribirse anualmente en el censo cuesta 100 piezas de plata por cabeza. Aquellos que no sean ciudadanos de Akenar no pueden alquilar o adquirir casas en la ciudad, enterrar muertos sin ser en fosas comunes y están de últimos en los mercados para comprar pan, grano, queso, vino o miel.

A la mayor parte de los ciudadanos les resulta rentable vivir en la ciudad pues se libran de las pesadas cargas feudales, sin embargo no es nada sencillo librarse del vasallaje o servidumbre y dirigirse a la ciudad sin más.

Economia y Comercio

La economía de la ciudad se sostiene gracias al comercio y los impuestos que llegan de los cuatro puntos cardinales del Imperio. Precisamente por eso no toda la ciudad ha de estar volcada en las cosechas o en la pesca, buena parte de los habitantes de Akenar tienen actividades que resultan poco prácticas fuera de una ciudad.

Se puede decir que todo esto ha logrado que la ciudad sea un verdadero núcleo económico dentro del Imperio, no sólo por su población sino por la redistribución que representa. Hay pocas cosas que no se puedan conseguir en la ciudad de Akenar con tiempo suficiente como para buscarlas. El comercio lejano es lento y caro pero funciona.

Tampoco es complicado conseguir un préstamo en Akenar. Hay banqueros tresios que con avales suficientes pueden llegar a prestar sumas considerables de dinero. Los intereses suelen aumentar con el riesgo. El límite de lo que se considera usura y lo que no nunca está claro. Teóricamente la usura es la mala intención del prestamista que cobra muy por encima del riesgo que asume. Las denuncias por usura las lleva la Inquisición. Se habían convertido en algo común hasta que la Ley se cambió hace menos de un siglo: el denunciante es juzgado en caso de que la denuncia no prospere.

En las ventas de los mercados raramente los precios son fijos. Cuando el Concejo o los Gremios se meten en esa cuestión lo que hacen es determinar el precio máximo. El regateo y el trueque funcionan muy bien en cualquier mercado de Akenar.

Tierras y Zonas Comunales

La mayor parte de las tierras que rodean la ciudad de Akenar son comunales, lo que quiere decir que no pertenecen a nadie en concreto sino a la propia ciudad. No se pueden comprar esas tierras. Los campesinos que trabajan en ellas suelen vivir en la ciudad y están libres del pago del Portazgo. El producto de esas tierras abastece parte de los mercados de la ciudad.

Alquiler y Venta de Casas

En los barrios ricos la mayor parte de los habitantes son dueños de las casas en las que viven. Sin embargo en otras partes de la ciudad el alquiler es la única posibilidad al alcance de los plebeyos. Una persona que no pague el impuesto del Censo no puede alquilar una casa en la ciudad. Dependiendo del barrio, resultará más cara o barata. Esta es una lista orientativa del valor de alquiler en el Burgo. La compra de la casa suele costar unas cien veces más que el alquiler.

Tipo de Inmueble
Alquiler (trimestral)
Pequeño (1 piso)
20 po
Mediano (2 pisos)
30 po
Grande (3 pisos)
50 po
Mansión / Torre
600 po



Fuego

En la ciudad, salvo en los hogares, está prohibido hacer fuego entre las casa sin un motivo razonable y sin control. Esto es debido a que muchas de las casas de la ciudad son de madera y un gran número tienen el techo de paja de modo que arden con facilidad. En ocasiones se han dado grandes incendios que tienen arrasado manzanas enteras de la ciudad. Para esos casos hay grupos parroquiales encargados de intentar apagar el fuego. Cuando lo consiguen es costumbre del Canciller el pagarles 5 monedas de plata por cabeza. Dicha costumbre hizo que el gesto de mostrar los cinco dedos de la mano estirándolos sea un insulto entre el vulgo (porque apagas el fuego por la plata).

Plagas y Hambrunas

Aunque la ciudad de Akenar tiene un buen sistema de cloacas que mitiga muchos de los males y pandemias, su efectividad no es total y en ocasiones se dan períodos de muerte y carestía, como en todos sitios. En las ocasiones en las que la peste asoló la ciudad se acostumbró a cerrar en cuarentena manzanas enteras de casas y pintarles marcas en las puertas con sangre de cerdo. También se temen otras enfermedades como la lepra o el tifus.
El Concejo de la ciudad suele tratar de evitar los períodos de hambruna y carestía controlando el precio del grano y del pan en la ciudad, aparte de los estancos y almacenes de sal. También controla los mataderos y el precio de venta de la carne. Existen, sobre todo en el puerto, varios almacenes y silos de la propia ciudad que se utilizan como reserva en los malos tiempos. Saltarse los mandatos del Concejo al respecto de los precios para enriquecerse en tiempos de carestía está severamente penado con multas y castigos físicos.

Crimen

Como hemos mencionado en lo respectivo a la Ley, existe cierto sector de delincuentes y asesinos en la ciudad de Akenar. El bandidaje de los caminos cercanos nunca consigue erradicarse del todo, no importa la cantidad de salteadores que se cuelguen, siempre hay más dispuestos a jugarse el pescuezo por unas monedas ganadas con rapidez. La mayor parte de los hombres dispuestos a romper la ley no ven la diferencia entre matar a alguien y sólo robarle, por lo que la justicia acabó por hacer lo mismo. Hay ladronzuelos de mercado que se arriesgan a azotes o unos días de potro por un poco de fruta, pícaros que se juegan las manos robando bolsas a los burgueses de la ciudad, asesinos que por un poco de oro matan a cualquiera.

Pero el crimen no es exclusivo de los plebeyos pobres, también existen burgueses que se dedican al contrabando de mercancías para evitar el pago de los impuestos, sobornos a la guardia para que deje pasar asuntos ilegales, caballeros nobles que no pagan en las posadas y abusan de su condición, prostitutas que roban a los clientes, clérigos que se aprovechan de los secretos de confesión o merodean por las posadas en busca de doncellas, mercaderes que sabotean a sus competidores, hombres que raptan a niños para tratarlos como esclavos, sacerdotes que usan el miedo y el terror a lo divino como herramienta de control y un largo etcétera. La violencia y el lado más crudo de la vida es algo común en la ciudad y no es exclusivo de los barrios pobres.

Luz y Noche

La vida de la ciudad está muy marcada por la salida y la puesta del sol debido a la necesidad del uso de la luz natural. Mantener iluminación nocturna a base de antorchas, leña o incluso aceite es muy costoso y la mayor parte de las personas no se lo pueden permitir con asiduidad. Precisamente por eso cuando cae el sol la mayor parte de la ciudad se queda a oscuras.

Para facilitar el tránsito de las personas durante la noche se ha establecido la costumbre de iluminar con lámparas de aceite las vías principales de la ciudad, más o menos cada 60 pies. Esto da un aspecto tenebroso a la multitud de callejones y rúas que cruzan las vías principales pero es bastante mejor que nada. Otro problema que tienen son los días de mucha lluvia o viento, en los que los propios pregones (encargados del encendido) pueden encontrar dificultades en el encendido o simplemente no ir porque saben que la ventisca acabará por apagar las llamas de las lámparas.

Muchos mozos de posada o los propios pregones se ofrecen como portalámparas para conducir con una luz a quien les pague. Normalmente el precio es de unas 6 monedas de plata por este servicio (el precio lleva incluido el coste de dos pintas de aceite, 6 horas de luz cada una).

Como se mencionó anteriormente, existe un cuerpo llamado Guardia de Noche únicamente dedicados a velar en las horas de oscuridad en la ciudad.

Las penas por delitos comunes son más graves si se cometen por la noche.

Posadas y tabernas

En Akenar hay un sinfín de posadas, tabernas, mesones, tascas y tugurios de distinto tipo, desde los más honrados a los peores agujeros negros. Suelen ser lugares para comer, beber y descansar de los viajes. En algunas posadas se puede dormir, incluso las hay con habitaciones o establos; en otras, sin embargo, sólo se puede beber un rato o disfrutar de un buen espectáculo. También hay prostíbulos de toda clase.

A pesar de que en casi todas las posadas permiten entrar con armas se considera un gesto muy feo el sacarlas pues la mayor parte de las veces el dueño del local tendrá que pagar una multa importante por incitar al tumulto. Precisamente por eso las peleas de taberna se pueden convertir en algo muy serio si alguien ha bebido de más y se le ocurre sacar una espada o un puñal. La Guardia no se suele andar con bromas con los delitos de sangre en las posadas.

Juglares y Trovadores

En la ciudad tanto juglares como trovadores, músicos o titiriteros son bienvenidos y se pueden llegar a ganar la vida sin volver a cruzar la muralla, si son suficientemente buenos. La plebe suele disfrutar con la música y los espectáculos tanto o mas que la nobleza de la Corte. En las posadas en las que se forman actuaciones no es raro que se formen verdaderas algarabías para conseguir un sitio. A pesar de eso la vida de juglar es dura pues depende de cómo le sople el viento al público por lo que son pocos los que no llevan una vida itinerante de carromato.

Algunas compañías de trovadores del Imperio tienen por costumbre pasar el invierno en Akenar para evitar el hielo en los caminos y los azares del clima. En esas temporadas suelen cobrar la mitad que en primavera o en verano.

El Coste de la Vida

Vivir en la ciudad puede resultar caro o muy caro. Muchos de los habitantes de las villas y pueblos pequeños viven de lo que plantan y recogen a lo largo del año, sin embargo en la ciudad la mayor parte de las veces esto no es así.

Cada semana un personaje que vive en la ciudad de Akenar tiene leves gastos en asuntos que no se llegan a jugar, arreglos de cinchas del escudo, aceite para la armadura, plumas nuevas para escribir, remiendos en la ropa, etc. Para reflejar este coste de la vida urbano los personajes gastan la siguiente cantidad de dinero cada siete días:

Vida noble: 1d6 po + 1d6 pp + 1d6 pc
Vida plebeyo: 1d6 pp + 1d6 pc

Barrios y Gremios de Akenar

El barrio es la forma de organización clásica en la mayor parte de las ciudades del Imperio. Los barrios suelen diferenciarse unos de otros por muchos motivos: nivel social, raza y ocupación son los principales. Cuando son barrios de oficios en ocasiones están distribuidos en organizaciones gremiales o cofradías que son grupos muy cerrados de gente dedicada a un mismo oficio y que se ayuda entre si, fija los precios, anula la competencia y marca un rígido sistema de aprendices, oficiales y maestros.

La Corte

Si bien la Fortaleza Negra corona la ciudad con sobriedad y fuerza, aneja a ella está el palacio de residencia del Emperador conocido por todos como La Corte. Es ahí donde se da el verdadero juego político pues la mayor parte de los Notables del Imperio tienen algún portavoz o heraldo que participa de las decisiones de relevancia: alianzas, casamientos, cesiones de derechos, traspaso de feudos, ayudas militares, tensiones familiares, negociación de dotes y asuntos de todo tipo que, a ojos de cualquier inexperto, no suceden nunca.

Comparada con la Corte del antiguo Imperio de Vilonia la de Akenar es austera y modesta, a pesar del enorme poder de algunos cortesanos. Cada mércades se celebra un banquete después de mediodía y los dóminus otro tras la misa, acompañado de un pequeño baile. Aparte de eso siempre hay un pequeño festín los días sagrados, que no son escasos, más días de torneo, justas, cacerías, concursos de cetrería y espectáculos de juglares o bardos. Como todo ambiente cortesano que se precie no faltan bufones, astrólogos favoritos de algunos nobles, doncellas cortesanas, concursos de poesía, costura y algún que otro duelo.

Para asistir a la Corte basta con ser noble, caballero o haber sido invitado. Los eclesiásticos en posiciones de importancia o los confesores de alguno de los cortesanos también suelen asistir a los banquetes.

Reunir Información CD 15+: el chequeo base es más complicado en la Corte que en una posada cualquiera.

Los personajes de clase Noble tienen mucho más sencillo el acceso a La Corte que cualquier otra clase.

Casas Nobles

A lo largo y ancho del Imperio existen numerosas familias y linajes feudales que aglutinan gran parte del poder político en el Imperio, poseen tierras, feudos, rentas, arrendamientos, foros, monasterios, condados, ducados, ejércitos feudales y una gran red de influencias y entresijos políticos y de vasallajes. Por motivos políticos a esas familias (que son doce) les interesa enormemente estar presentes en la Corte de una u otra manera. Estas grandes casas nobles son la casa de Almor, Corbus, Atria, Praia, Crowlet, Gascoigne, Regina, Vedici, Westerlin, Lake, Wym y Boktor. El tejido de relaciones entre las Doce Casas forma un tupido tan denso que podría dar lugar –y de hecho lo hace- a numerosas obras de intriga feudal, gestas caballerescas, casamientos, herencias e incluso guerras. Afortunadamente estos quehaceres de las altas esferas del Imperio suelen pasar completamente desapercibidos a los plebeyos y comunes en la ciudad. De las Doce Casas sólo una tiene procedencia burguesa, la casa Lake. Los Wym son elfos de Yverness y la familia Boktor es la casa que reina en Ayean desde hace siglos. Hasta hace muy poco la Casa de Praia se había hecho con la primacía entre las casas nobles de Akenar aunque la llegada del Emperador Otto –que no procede de la nobleza arcana sino de las clases más bajas cuya única posibilidad de ascenso social es la Legión- ha trastocado notablemente el panorama político de la ciudad y del Imperio.


El Burgo

En Akenar el barrio más antiguo es el Burgo. Hoy en día es donde reside la mayor parte de la parte burguesa de la ciudad, esto son mercaderes enriquecidos, clero de ciudad, hijos de nobles de otros lugares del Imperio, estudiantes pudientes, escribanos, caballeros que prefieren residir en la ciudad, artistas, banqueros y, en general, gente con oro. La mayor parte de la gente del Burgo cuenta con servidumbre y posee los títulos de propiedad de sus casas.

El Puerto

Otro barrio conocido de la ciudad es el Puerto. Es la única zona que se encuentra fuera de la Primera Muralla de la ciudad aunque no por ello está peor defendido. El barrio del puerto es muy variopinto y está repleto de posadas, almacenes, casas pobres de villanos poco pudientes y algún que otro prostíbulo. Es una zona mucho más insegura que otras de la ciudad donde es mucho más sencillo encontrar gentes de otros lugares puesto que es donde suelen descansar las tripulaciones de los barcos que suben por el río Dor desde el Mar Ilko hasta el lago Aark.

Saber (Local) CD 15: Los rateros de la ciudad de Akenar tienen dividido el territorio, al puerto lo llaman extramuros y al resto intramuros; los tratan como lugares diferentes y es raro que los que actúan en uno se metan en los asuntos del otro.

Los Oficiales del Puerto son una cofradía dedicada a la organización de todo el mecanismo portuario. Poseen una pequeña cancillería en el castillo de San Antelmo.

Oficio (Oficial de Puerto) 6+: Este es el valor necesario para comprender los complejos entresijos de la entrada y salida de mercaderías en el puerto, conocer las tasas e impuestos oportunos e incluso el orden de distribución de los almacenes y qué familias los regentan. El sueldo de un Oficial de Puerto es de 10+1d6 piezas de oro.

Gremio de Armas

La ciudad de Akenar es muy conocida en los Mares Tranquilos por su Gremio de Armas. La industria de herrería y forja de la ciudad produce muchas de las armaduras y armas usadas en las numerosas guerras en las que interviene el Imperio.

Artesanía (Herrero) 5+: valor necesario para ser aprendiz en una forja en Akenar. El sueldo mensual es de 7 piezas de oro y 5 de plata.

Artesanía (Herrero) 10+: Artesanía (Herrero) 5: valor necesario para ser oficial en una forja en Akenar. El sueldo mensual es de 20 piezas de oro.

Artesanía (Herrero) 20+: valor necesario para ser maestro en una forja en Akenar. El sueldo mensual es de 2d100 piezas de oro.

Debido al gran desarrollo de la herrería en la ciudad, la compra de armas y armaduras metálicas resulta un 10% más barata que en otros lugares del Imperio. También es posible comprar algunas armas y armaduras de calidad.

Saber (Local) 20+: Bertus de Kant, un arcano ciego, es el Maestre del Gremio de Armas que hace o arregla personalmente las armas y armaduras del Emperador y algunos de los Caballeros de la Tabla. Su forja está justo en el centro del Gremio de Armas. Sólo vende objetos de gran calidad, sus precios no se multiplican por tres sino por cinco.


Barrio de Pescadores

Esta es una de las zonas más caóticas de la ciudad de Akenar, casi la totalidad de las casas de este barrio son pequeñas y de madera, las cuestas sinuosas y las tabernas malolientes son algo común en esta zona, mucho más sucia que el resto de la urbe. La mayoría de los habitantes de este barrio viven con animales y en mucho menos espacio que el resto de los habitantes de la ciudad. Algunas de estas casas cuentan con huertas en la parte trasera en las que tratan de conseguir algunas verduras que redondeen la pobreza cada mes. El monasterio sillenita del Pescador es uno de los pocos edificios de piedra de esta zona, dedicado a la caridad entre los pobres. Como muchos de los habitantes de esta zona se dedican a la pesca en el lago algunas de las casas son en realidad galpones para guardar redes o barcas que casi siempre son propiedad de la cofradía de pescadores de la ciudad.

Oficio (pescador): dependiendo de la habilidad un pescador gana más o menos. Entre 1 y 10 aproximadamente al día puede llegar a ganar 1d6 monedas de plata en pescado. Obviamente los días que no sale a pescar no gana nada.


Barrio de Artesanos

En este barrio se agrupan la mayor parte de los artesanos de oficios menos importantes en la ciudad como pueden ser alfareros, cesteros, panaderos, cristaleros y un largísimo etcétera. En esta zona es fácil encontrar casi cualquier cosa en un día de mercado.

Trasmelvo

Este barrio, al norte del barrio del Yelmo, está levantado sobre un suelo especialmente pedregoso y oscuro. La mayor parte de las casas son negras con tejados de pizarra. En él residen los burgueses de menor poder económico y en él están los prostíbulos de peor reputación de la ciudad. Es una zona con bastante vida nocturna aunque de bastante mala fama.

Barrio Enano

Hace varios siglos los enanos obtuvieron el permiso del emperador para construir su propio barrio a su manera. Es la única zona verdaderamente planificada de la ciudad antes de ser construida, cuenta con una distribución en forma de rejilla que facilita el orden y la circulación de gente, animales o carromatos. Tradicionalmente la zona está vigilada por la noche por una guardia enana con permiso imperial para actuar en el interior del barrio enano. Cuando uno no es bienvenido en el barrio los enanos suelen hablar su idioma entre ellos para excluir al extraño que les molesta. Es fácil encontrar buenos maestros joyeros trabajando en esta zona. Algunos enanos también se dedican a la banca pero, al contrario que tresios o arrieros, tan sólo cobran por guardar tesoros en sus bien guardadas estancias. La cuantía anual del coste suele ser un 1% del valor guardado, de manera que guardar 1000 piezas de oro tiene un coste anual de 10 piezas de oro. Nunca hubo noticias de nadie que consiguiese robarles.

Barrio de los Arrieros

Cerca de la salida este de la ciudad está este barrio de transportistas, almaceneros y prestamistas. En esa zona de la ciudad es donde uno acude cuando quiere comprar una montura o una mula, alquilar el servicio de hombres fuertes que transporten cosas de un lugar a otro con mulas o carromatos, contratar mercenarios que protejan mercancías o realizar negocios de letras de valor. Éstas últimas consisten en que, a cambio del 5% del valor total, los arrieros de otras ciudades del Imperio (los hay en muchas) dan el oro o plata acordados a la persona que lo acredite. De esta manera se evita todos los peligros de transportar grandes cantidades de metales preciosos o joyas.

Oficio (Arriero): Tienes los conocimientos básicos acerca de los usos y costumbres en los caminos, posadas en ruta, almacenes y modos de llevar diferentes cargas en mulas o carros. Un arriero suele cobrar de manera poco precisa pues depende no sólo de la distancia sino de qué lugares tenga que atravesar y la época del año. Por ejemplo enviar una carta a la ciudad de Salé por el camino de peregrinos en verano puede costar 200 piezas de plata y sin embargo enviar la misma carta a Kayholt en Wolsak, en pleno invierno, puede costar diez veces más.

Oficio (Carretero): Igual que arriero pero para distancias más cortas y mayor peso pues siempre es haciendo uso de una carreta y mulas o bueyes de tiro. Suelen ser un 50% más caros.

Saber (Local) CD 25: Algunos saben que la mejor caballeriza para comprar caballos rápidos en la ciudad es la de Awyn Fir, una mujer vilonia que –según dicen- es capaz incluso de hablar con los caballos, aunque nunca lo demuestra en público.

Barrio del Pergamino

Aparte del oficio de las armas, lo que sostiene el Imperio es la administración de la ley y la justicia en los territorios controlados por los arcanos. En las provincias del Imperio se efectúan censos cada veinte años, cobros de diezmos, foros, arrendamientos de tierras, se promulgan edictos, leyes y se llevan exhaustivos registros de los linajes nobles y las cuentas eclesiásticas. Todo este monstruoso mecanismo de cancillería imperial tiene su centro en el Barrio del Pergamino de la ciudad, donde hay numerosos archivos, notarías, casas de libros e incluso un archivo cartográfico de los territorios conocidos. Además, es en estas calles donde suelen estar situadas las cofradías de estudiantes de la Escuela Palatina de la ciudad, la vivienda de muchos de los escribanos y eclesiásticos seculares.

En los últimos tiempos parte del barrio está revolucionado por la invención de un nuevo artefacto mecánico, la que todos conocen como imprenta de Giles Wolpe. En este sitio no es muy difícil conseguir incunables o mapas a precios mucho más moderados que los normales, realizados a mano.

Algunos estudiantes de las artes de la magia arcana también encuentran interesante este barrio puesto que en él les resulta mucho más sencillo el conseguir los materiales y la tinta de excelente calidad que, según tengo entendido, es necesaria para escribir sus intrincados hechizos y fórmulas. Los materiales mágicos de tinta y papel son un 10% más baratos en este barrio que en cualquier ciudad del Imperio.

Oficio (Escribano): Tienes los conocimientos oportunos para ganarte la vida escribiendo en papel tanto como copista como por dictado. Los escribanos clérigos acostumbran a iluminar los códices con miniaturas policromadas, esto requiere un oficio de 10+. Un escribano suele cobrar 1 pieza de cobre por línea escrita lo que ha hecho que en los últimos tiempos el Común de cancillería adquiera una legra cursiva ciertamente alargada. En resumen suele cobrar 3d6 monedas de oro al mes.

Barrio Alto

Esta es la zona más rica de la ciudad donde sólo viven burgueses de casas ricas o nobles con buenas rentas. Las mejores familias de Akenar residen en este barrio, cortesanos, heraldos, caballeros ricos o eclesiásticos de gran poder. Por supuesto, la mayor parte de la Corte tiene su residencia aquí. A pesar de todo la cierta austeridad de la Corte de la ciudad de Akenar hace que este barrio no sea especialmente opulento pues la mayor parte de la nobleza rica del Imperio acostumbra a estar en sus tierras y feudos; los enviados a la Corte suelen ser más bien doncellas casaderas, jóvenes por educar o segundones sin herencias o dotes.

En el Barrio Alto la guardia de la ciudad suele ser más dura que en el resto de las zonas en lo que se refiere a delitos de sangre o robo.

Saber (Nobleza y Realeza) CD 20: Un simple paseo prestando atención por esta zona de casas ricas hará que un personaje se entere de qué Casas Nobles tienen posesiones en este barrio pues casi todas las casas tienen el escudo heráldico labrado en piedra en el exterior de las puertas, como es costumbre.

Saber (Nobleza y Realeza) CD 30: Así un personaje sabrá exactamente qué nobles acostumbran a residir en Akenar.

Barrio Elfo

El barrio de los elfos en Akenar es uno de los más pequeños y cerrados de la ciudad, está amurallado en una zona muy cercana a la Fortaleza Negra y el Barrio Alto. En su interior, aparte de jardines y casas de elfos que residen en la ciudad, hay un templo vilonio dedicado al dios Corelion. En este barrio los mercaderes y artistas elfos suelen refugiarse cuando están de paso, aunque también hay algunos elfos de Yvonesse que residen en él de manera permanente. Es posible que sea más sencillo entrar en la Corte que en este barrio.

Barrio Bajo

Este es el barrio de la gente común de la ciudad. Sin llegar a la pobreza, los habitantes de este barrio suelen tener problemas para llegar a fin de mes debido a los alquileres de las casas, los impuestos y el coste de la vida. La mayor parte son siervos de ciudad, braceros, albañiles, labradores de los campos cercanos, pequeños comerciantes, sirvientes de las casas ricas, artesanos que tratan de establecerse fuera de los gremios, vendedores ambulantes, etc. La mayor parte de las casas en el Barrio Bajo son alquiladas por conventos o burgueses ricos de la ciudad. En esta zona hay numerosas posadas de pequeño tamaño, tascas y mesones pues para la gente común de ciudad resulta más barato comprar la comida que cocinarla en casa. Comer en la ciudad de Akenar puede costar entre 1 y 4 monedas de plata, los pobres lo hacen una vez al día o acuden a los monasterios sillenitas a por la comida de la limosna. La mayor parte de los grupos de casas en este barrio tienen huertas interiores de las que sacar hortalizas en los malos tiempos.

Barrio del Vino

Aparte de las numerosas tabernas de la zona, la mayor parte de esta colina está salpicada de bodegas que aprovechan la disposición de la Colina del Lago para un mejor almacenamiento del vino. Los gremios relacionados, como los toneleros, también están situados por la zona. La mayor parte de las tierras colindantes a la ciudad de Akenar está dedicada a la producción de vino, de modo que este es uno de los barrios donde viven los propios villanos que trabajan las tierras más cercanas, por eso mismo los trabajadores del vino de la ciudad están libres del pago del portazgo y entran y salen por la puerta norte antes de salir el sol y al anochecer. A última hora este es uno de los barrios con más movimiento en las posadas.

Oficio (Bracero): Este es uno de los trabajos villanos más duros. En los meses de trabajo, con un oficio de sol a sol, un bracero puede cobrar 2d6 monedas de oro.

Barrio Gnoling

En la esquina noroeste de la ciudad hay unas cuantas casas bajas, de un solo piso, conocidas como Barrio Gnoling. En este sitio es donde viven algunas familias gnoling que se organizan según un sistema típico de aldea a pesar de estar en la ciudad más grande del Orbe; de hecho han nombrado portavoz a uno de los ancianos al que llaman Alcalde y poseen un templo parroquial pagano en la que se reúnen todos los sabbat.

A pesar de sus costumbres extrañas, los gnolings cuentan con la fama de ser buenos guías, hábiles montaraces e incansables productores de hidromiel y tabaco de pipa.

Barrio Tresio

Los tresios siempre se han distinguido por su gran habilidad para los negocios. En todas las ciudades en las que se asientan suelen hacerlo alrededor de la sinagoga que representa a su dios Atros. Hace unos siglos los tresios consiguieron un permiso de comercio y de establecimiento de un lugar sagrado en la ciudad de Akenar. Esto nunca dejó de levantar cierto recelo en la población arcana que en ocasiones culpa arbitrariamente a los tresios como culpables de sus males.

A pesar de la conocida animosidad contra los tresios las autoridades imperiales no toleran el menor desacato de la justicia. Si bien castigan con dureza a los tresios que caen en la tentación de la usura, lo hace igualmente con aquellos arcanos que se exceden con los mercaderes tresios. Este sentido de lo justo ha logrado que la ciudad de Akenar (y en general el Imperio) sea uno de los lugares más seguros para la mercadería tresia.

Con lo que no puede la justicia imperial es la chanza popular: se cuentan por centenares los juglares, bardos y trovadores que cuentan infamias y jocosos relatos acerca de los tresios, historias siempre del agrado del vulgo.

Aparte de estas cuestiones, el barrio tresio de Akenar está bien construido en casas de piedra difíciles de quemar, con cubiertas de teja roja. En ocasiones los tresios llevan gorros de tela roja para diferenciarse de los arcanos, se dice que se identifican con sus cubiertas de teja.

En tiempos de incertidumbre, epidemias o hambruna, los tresios se organizan de modo que los jóvenes del barrio hacen guardia por las noches para evitar los intentos de robo o los asaltos de los bandidos.

Gremio de Obra Prima

Éste es otro de los Gremios Mayores de la ciudad, el que se encarga de la artesanía del cuero y los zapatos. También los telares de la ciudad están en este margen del río, de modo que en esta zona no es muy difícil conseguir vestimentas, telas, vestidos, guantes o armaduras de cuero. El gremio de los curtidores, situado justo al lado del río, es uno de los más infames de la ciudad porque mancha de manera permanente las manos del que lo realiza. De hecho una de las condiciones en el Imperio para entrar en el clero (aparte de no tener sangre tresia) es no tener antepasados curtidores.

En esta zona también se pueden comprar tapices de buena factura, hay sastres, casas de hilado y barracas para tintar armaduras y escudos.

Muchos artistas pobres viven en este lado del río. De hecho uno de los teatros permanentes de la ciudad, el Bufón Ciego, está justo en el medio del barrio.

Barrio del Yelmo

En una ciudad repleta de caballeros, soldados, escuderos, aventureros, legionarios, arqueros y hombres de armas, es normal que exista un barrio donde acostumbren a contratarse mercenarios o, simplemente, dejarse ver. El Barrio del Yelmo apenas son un puñado de calles repletas de posadas baratas, mesones y prostíbulos de baja alcurnia muy frecuentadas por los hombres de armas que están de paso o que, por algún motivo, buscan que los dejen tranquilos.

A pesar de la mala calidad de la comida y bebida de esta zona de la ciudad, casi todas las posadas de este barrio son ligeramente más caras que las de otros sitios como el puerto. Sin embargo suelen estar bastante llenas, encontrar trabajo en ellas no es muy complicado.

Por la zona del Barrio del Yelmo hay un Templo de Kord donde a veces se celebran combates sin armas. Los seguidores de este dios pagano forman un gremio muy particular llamado el Círculo de Kord.

Por la zona también existe un edificio al que la mayor parte de los mercenarios de la ciudad tienen bastante respeto y que llaman el Dojo. Está regentado por un extranjero llamado Assari que da clases de combate al precio astronómico de 100 piezas de oro al mes.

El Barrio del Yelmo acaba en el cuartel de la conocida Compañía Negra, un grupo implacable de mercenarios que cuenta con el beneplácito de la mayor parte de los gremios (que suelen utilizar sus servicios, más baratos que los de los caballeros andantes o escuderos) de mercaderes de toda la zona central del Imperio, donde tienen por costumbre actuar. La mayoría de los caballeros nobles desprecian la actividad de estos mercenarios y prefieren la lealtad del vasallaje feudal.

Gremio de Mercaderes

En continua tensión comercial con los tresios comerciantes, está el Gremio de Mercaderes de la ciudad. A pesar de que los tresios tienen bien amarrado el intercambio de bienes de procedencia lejana como las especias, algunos tintes o las hierbas de té, el Gremio de Mercaderes controla otros de necesidad más común como la sal, los cueros o el propio metal. Con los años parece que se ha llegado a una situación intermedia relativamente beneficiosa para ambos colectivos.

El Gremio de Mercaderes es uno de los más implacables a la hora de pedir justicia. Entre sus miembros no son pocos los que también pertenecen al clero sillenita y de hecho utilizan algunos monasterios como verdaderos enclaves comerciales y almacenes. En los últimos tiempos la Inquisición ha prestado bastante atención a este asunto interno de la Iglesia sillenita y también es innegable cierta enemistad entre los Inquisidores Imperiales y el Gremio de Mercaderes.

En la zona del Gremio principalmente se encuentran almacenes y casas de cuentas y registros. A pesar de esto, hay Oficiales del Gremio (al menos suele haber uno) en todos los mercados de la ciudad, controlando que los pagos de impuestos sean los establecidos, que se usen los precios fijados por el gremio y no se trueque de manera deshonesta.

El gremio cuenta con la ayuda de la Iglesia y usa su sistema rápido de comunicación (llamado de veredas) que funciona de manera extremadamente eficiente a lo largo de todo el Imperio. Suelen usar este sistema para enterarse de carestías, buenas cosechas, desastres, guerras o cualquier acontecimiento que pueda cambiar las condiciones del mercado.

Oficio (Mercader): Esto supone el conocimiento del mercado y las propias mercancías con las que se suele tratar, el precio común, los métodos usados para conservarlas, transportarlas y venderlas con el mejor provecho posible. El oficio de mercader es arriesgado pero lucrativo, puede llevar a la ruina o a ganar buenos dineros en poco tiempo.

Gremio de Plateros

Al lado del río hay unas calles en la que se han establecido los plateros de la ciudad, que en realidad también trabajan con oro pero usan ese nombre para no llamar la atención de ladrones y hombres de mundo. Esta zona está bien protegida por un torreón de la guardia de la ciudad, soldados de la II Legión Imperial.

En el mismo barrio se encuentra la Casa Imperial de la Moneda, donde se encuentra la ceca que acuña las monedas que se utilizan en todo el Imperio. No hace falta mencionar que las arcas del tesoro imperial están guardadas en una cámara secreta en el interior de este torreón fortificado. En dicho torreón se encuentra una guarnición de soldados de la II Legión Imperial que defiende no sólo la ceca, también se encarga de mantener la paz en todo el Gremio de Plateros.

Barrio de los Carpinteros

Aunque lleva el nombre de uno de los oficios, esta zona se dedica casi por completo a la construcción, de modo que en ella no es difícil encontrar canteros, picapedreros, encaladores, peones e incluso leñadores. Como algunos de estos oficios son itinerantes no es raro que las casas estén vacías estacionalmente pues en verano las compañías de constructores se desplazan a los lugares donde han de trabajar, por ejemplo levantando una iglesia, y luego pasan el invierno en la protección de la ciudad de Akenar. Otros muchos viven de las permanentes obras que hay en la ciudad, del mantenimiento de las casas, murallas, fortalezas y puentes de Akenar.

Se dice que entre los constructores hay una cofradía secreta llamada el Gremio de Arquitectos que poseen ciertos conocimientos sobre magia arcana que mantienen ocultos. A algunos nos parece sospechoso que los pocos alquimistas que hay en la ciudad de Akenar estén ubicados tan cerca de este barrio del vulgo.

Barrio de las Huertas

Otra zona pobre de la ciudad, donde reside gran parte del campesinado que trabaja las tierras colindantes, es el Barrio de las Huertas. Recibe su nombre porque la mayor parte de las manzanas de casas de madera de esa parte de la ciudad poseen pequeñas parcelas en su parte trasera. La mayor parte de las verduras del día que se encuentran en los mercados diarios de la ciudad proceden de las Huertas, así como los huevos o incluso la miel. A pesar de ser un barrio pobre es bastante tranquilo porque no es muy visitado por personas de fuera de la ciudad, sus callejuelas estrechas y sus amplias cuestas (que culminan en la Colina del Mediodía y la Torre de las Tormentas) no invitan precisamente al paseo. Hay pocas tascas por la zona. Lo único que altera realmente la tranquilidad del barrio de las Huertas es el mercado de ganado que se celebra el último mércades de cada mes. En ocasiones se puede incluso comprar algún buen caballo traído de los feudos cercanos o de la propia Campiña.

Oficio (Campesino): Sin duda el oficio más común en el Imperio. La mayor parte de los campesinos en las provincias son siervos de señores feudales. En las ciudades muchos se libran de esa condición de servidumbre aunque trabajan las tierras tras las murallas. Un campesino libre gana una media de 1d6+4 monedas de oro al mes.

Barrio del Muro

El Barrio del Muro es muy similar al de las Huertas. Su nombre proviene de los muchos años en los que la muralla vieja cerraba en esa zona la ciudad, hasta hace pocos siglos. La mayor parte de los habitantes de esta zona son plebeyos o sectores de la ciudad poco pudientes. En esta zona está, al descubierto, un antiguo circo vilonio que se utiliza alternativamente como templo de la diosa pagana de la Fortuna (llamado Olidammara en su forma masculina de Dios de los Juglares) o como teatro donde acude el populacho en los días de fiesta. Lo llaman El Circo.

Gremio de Ladrones

No existe como tal una asociación de los malhechores de la ciudad de Akenar, si bien hubo intentos siempre han sido cortados de cuajo por la Guardia de la ciudad.

A pesar de eso si que hay viarias hermandades de rateros, buhoneros, pícaros y gente de malvivir que se conocen entre ellos y actúan con cierta colaboración, aunque nunca demasiado elaborada. Existen también conocidas familias de delincuentes que burlan año tras año los intentos de la guardia de la ciudad para evitar sus actividades, sobre todo en el Puerto y en el Barrio de Pescadores. No es raro que se formen grupos de pequeño tamaño que actúan de manera conjunta y estén centrados en una posada, tasca o taberna donde suelen verse.

Entre las clases nobles es posible que exista alguna sociedad secreta mucho más difícil de rastrear puesto que la Guardia tiene más complicado el entrometerse en sus asuntos. Se han oído rumores en la Corte acerca de ello, pero la naturaleza secreta de tales grupos hace imposible indagar sobre ellos sin levantar peligro o sospecha.

Gremio de Magos

La magia arcana es algo bastante infrecuente en el Imperio y en la ciudad, sin embargo se pueden encontrar varios grupos de magos en Akenar, atraídos por diferentes motivos a la Corte.

Sin duda el más conocidos es el propio Maestre de la Cancillería, Etienne de Myrl, que posiblemente tenga poderes arcanos dedicados al conocimiento y a la iluminación de ideas. Su condición de elfo le hace especialmente reacio a la charla y el debate, de modo que es complicado hablar con él.

En la ciudad hay un enclave de la conocida Orden de Magia, la Torre de las Tormentas. En ella se pueden encontrar dos hermanos magos, Inman y Mérilon, que en varias ocasiones han efectuado servicios para el Imperio aunque sus intereses se centran más en la biblioteca de la Escuela Palatina. Cuentan con dos aprendices.

En tercer lugar está la Alianza, una asociación de magos y hechiceros mucho menos poderosa que la Orden de Magia (que posee una infinidad de tierras, rentas, feudos y derechos a lo largo y ancho de los Mares Tranquilos) pero de cierta difusión en el Imperio. Suelen tener menos interés por el conocimiento y más por el dinero o el poder adquirido a través de la magia. La Alianza compró hace pocos años un caserón de piedra que está justo enfrente del Tribunal de la Inquisición y lleva su actividad desde allí. Sus magos y hechiceros suelen actuar como mercenarios, aunque se cobran muy bien sus servicios. En la sede de la Alianza hay una taberna y algunos hombres de armas que han jurado vasallaje a los magos y hechiceros. Dicen que el líder de la Alianza es un mago llamado Melf aunque nunca ha sido visto por la ciudad, donde todo está a cargo de un hechicero ilko llamado Demóstenes.

Por último, hay un hechicero en la Compañía Negra llamado Walco.

Es posible que exista algún otro poder arcano en la ciudad, de paso, visita casual o en busca de aventuras, pero esos son los que se pueden encontrar de manera habitual.

Comprar o vender objetos mágicos en la ciudad es extremadamente difícil. Normalmente la cantidad de dinero que habría que pagar por ellos es desorbitada, en caso de encontrar a alguien dispuesto a venderlos. Con la compra pasa lo mismo, muy pocas personas en la ciudad tienen las arcas repletas de monedas de oro para pagar objetos arcanos.

Aunque infrecuente, es más fácil hacerse con pergaminos y pociones. Para un plebeyo ambas cosas tienen precios inasequibles; por ejemplo, dependiendo de cómo se negocie, quizás se pueda conseguir en la Alianza una poción de Curar heridas leves por 50 piezas de oro.

Gremio de Alquimistas

Compitiendo con los magos de una manera más mundana está el Gremio de Alquimistas de la ciudad, bien organizado debido a su escaso número. Casi todos se encuentran en la zona norte, cerca de las murallas, donde suele dar menos viento en la ciudad y las temperaturas son algo más estables. Todas las casas de los alquimistas son de piedra y se cuentan entre las más altas de la ciudad, casi todas tienen tres pisos con enormes chimeneas y grandes tejados.

En la zona de artesanos se puede encontrar algún otro alquimista que actúa por su cuenta, fuera de las actividades del gremio. El más famoso de estos es el alino Almir, famoso inventor de algunos remedios curativos.