VIEJOS DIOSES (DIOSES PAGANOS)

 

Descripción & Dogma: Los Viejos Dioses son aquellos que existen en la memoria de los hombres desde siempre. De alguna manera se supone que los Viejos Dioses tienen cierto parentesco entre si, de modo que la creencia en uno de ellos supone siempre la aceptación de los demás como una realidad tangible. En otras ocasiones se les llama Los Trece pues ese es su número. En algunos lugares invocar el número 13 es signo de mala suerte porque representa a los Dioses. El padre de todos ellos es Pelor (Dios del Bien) y la madre Aia (Diosa del Mal), sus hijos son Heironeuss (Dios del Honor), Assur (También llamado Hextor, Dios de la Guerra), Bahamut (Protector del Cielo), Boccob (Dios de la Magia), Elohnna (Diosa de los Bosques), Kord (Dios del Combate), Fharlanghn (Dios del Mar), Olidammara (Dios de los Juglares), Wee Jas (Diosa de la Muerte), Gruumsh (Dios de las Bestias) y el Destructor (Dios Maldito).  

Culto: Los seguidores de los Viejos Dioses se encuentran por todo el Orbe en distintas formas de agrupación. En algunos lugares, como Eria, existen cultos organizados a Pelor o algunos de los Trece en concreto, aunque dioses como Olidammara no tienen sacerdotes, simplemente adoradores. En Kernia el culto de Assur ha alcanzado proporciones de religión única, con castas sacerdotales poderosas. Los Viejos Dioses suelen recibir sacrificios de animales en los días de culto. Los muertos seguidores de los Viejos Dioses suelen quemarse, de modo que sus almas ascienden a los cielos o infiernos que los reciben. Todos los templos de estos dioses se consideran Terreno Sagrado; no tienen cementerios puesto que queman a los muertos.
 

Signo Sagrado: Cada deidad suele tener un símbolo que la identifica con claridad.
 

Virtudes: Los Viejos Dioses siempre representan una virtud/defecto que ensalzan o contra el que luchan. Destacar en él hace virtuosos a sus seguidores.
 

Más allá: Los adoradores de los Viejos Dioses creen en una existencia eterna más allá de la muerte determinada por los actos de esta vida. Esto incluye el Infierno, creado por Aia para albergar a sus criaturas y a los que merezcan ir a él.
 

Avatares: Según lo que cuentan las leyendas, los avatares de los dioses paganos en ocasiones se pasean por el Orbe. 
 

Antítesis: Ellos mismos representan sus propias antítesis.
 

Otros dioses: Dado que son los primeros dioses, no tienen una postura propiamente dicha respecto a otros. Indiferencia.

 

NOTAS SOBRE HEXTOR:

 

Assur o Hextor, como queramos llamarle, es un dios Legal Malvado, Dios de la Guerra. En general los seguidores de este dios utilizan la violencia como primera respuesta ante cualquier conflicto, la intimidación y la fuerza son algunas de sus armas, así como la venganza segura cueste lo que cueste. Para sembrar el terror sobre los enemigos los seguidores de Hextor no dudan en causar daños enormes según haga falta y usar fuerza innecesariamente y en cantidades exageradas.

Es muy poco probable que un clérigo de Hextor estuviese tras una muerte por envenenamiento. O bien habría envenenado a todos, cosa más posible, o enviaría a un seguidor para que en público matase al objetivo y le arrancase los ojos o el corazón si hace falta.

Algunas veces puede parecer erróneamente que hay cierta nobleza en los actos de los clérigos de Hextor. Respetan las treguas, intercambian prisioneros -si quedan, pues sus ritos les permiten los sacrificios humanos-, y tienen un gran rigor en cuanto al cumplimento de las reglas de guerra. Al mismo tiempo no escatimarán en el uso del dolor, la fuerza, la intimidación y todos los modos de muerte y terror posibles, torturas, masacres de inocentes y lo que haga falta.

El culto de Hextor se permitió en los primeros años de Akenar hasta el famoso evento de la Noche de las Llamas en el año 185 DS, en el que para destruir el Templo de su rival directo sin romper el sagrado (su hermano Heironeuss), unos clérigos de Hextor quemaron un granero a tres manzanas del mismo, lo cual desembocó en un gigantesco incendio que mató a varios miles de personas en Akenar y arrasó con un quinto de la ciudad. Los clérigos consiguieron su propósito y el Templo de Heironeuss quedó arrasado, pero el culto a Hextor quedó prohibido en Akenar desde aquel día.